Italia expresó su desacuerdo con la propuesta de la Unión Europea de emplear activos rusos congelados para financiar a Ucrania, sumándose a Bélgica, Bulgaria y Malta en una postura crítica frente al plan impulsado por la Comisión Europea, según revela un documento interno citado por Politico.
El cambio de posición de Italia, uno de los países con mayor peso político y económico dentro del bloque comunitario, podría dificultar que la Comisión Europea logre cerrar un acuerdo antes de la próxima cumbre del Consejo Europeo, prevista para la semana entrante.
La iniciativa plantea utilizar hasta 210,000 millones de euros en activos rusos congelados —la mayoría depositados en el banco belga Euroclear— como garantía para un préstamo destinado a cubrir gastos presupuestarios y de defensa del régimen de Kiev durante 2026 y 2027. Recientemente, la UE decidió inmovilizar estos fondos de manera indefinida, eliminando la necesidad de renovar periódicamente su congelamiento, un paso que analistas interpretan como previo a su posible uso.
No obstante, los cuatro países firmaron una declaración conjunta en la que solicitan a la Comisión Europea y al Consejo continuar evaluando opciones alternativas. Argumentan que cualquier decisión debe sustentarse en un marco jurídico sólido, con reglas previsibles y riesgos financieros limitados para los Estados miembros.
Entre las alternativas planteadas figura la emisión de deuda conjunta de la Unión Europea para financiar a Ucrania. Sin embargo, expertos advierten que esta opción podría incrementar la carga de deuda de países altamente endeudados o requerir unanimidad, lo que abriría la puerta a bloqueos dentro del bloque.
El debate ocurre en medio de una creciente tensión legal. El Banco Central de Rusia inició acciones judiciales contra Euroclear, calificando de ilegales las restricciones sobre sus activos y advirtiendo que defenderá sus intereses en tribunales nacionales e internacionales. Moscú ha reiterado que la congelación de sus fondos viola el derecho internacional y ha advertido sobre posibles represalias y efectos negativos para la estabilidad del sistema financiero global.














