A finales de la semana pasada, Irán lanzó un ataque aéreo contra el territorio de Israel, en el marco de su operación militar 'La Verdadera Promesa', en represalia por la agresión israelí contra su consulado en Damasco. Aunque la confrontación entre ambos países dura ya décadas, se trata de la primera vez que se convierte en un enfrentamiento militar abierto y directo. En este contexto, se plantea la cuestión de cómo este acontecimiento puede afectar a la situación en el mundo.
¿Hay que esperar una escalada del conflicto?
A pesar de la retórica belicista, según expertos, ni Israel ni Irán están interesados en una gran guerra directa. Por ejemplo, Tel Aviv necesita centrarse en la ofensiva en la Franja de Gaza. Además, Farjad Ibraguímov, analista político y experto en Irán y Oriente Próximo, señala que cualquier posible respuesta de Israel al ataque iraní "justificará ahora operaciones similares por parte de Irán que pueden ser cada vez más duras".
Al mismo tiempo, Israel podría no ser capaz de mantener la calma. "De hecho, Israel podría estar muy interesado en una escalada: un ajuste de cuentas con Irán podría desviar la atención internacional de sus posibles crímenes de guerra en Gaza, volver a presentar a Israel como una víctima y volver a obtener apoyo internacional", afirma Sharan Grewal, experto en política exterior del Center for Middle East Policy (Centro de Política de Oriente Medio).
Asimismo, a pesar de los llamamientos internacionales, los funcionarios israelíes insisten en que el ataque de Irán requiere otra respuesta. Por su parte, Teherán asegura que responderá con más fuerza a otra agresión israelí. "La cuestión ahora es cómo responde Israel para impedir que Irán reescriba las reglas del juego sin provocar un nuevo ciclo de violencia de Estado contra Estado", dijo Dana Stroul, ex alta funcionaria del Pentágono para Oriente Medio.
Teherán desafía a Occidente
De acuerdo con Ibraguímov, el contraataque de Teherán resultó ser un desafío no sólo para Israel sino para todo Occidente. Señaló que el país persa "actuó basándose en que no permitiría que se le tratara con desprecio". En este sentido, se plantea la cuestión de si este ataque contra el territorio israelí podría haberse realizado en un intento de demostrar a Israel y a todo el Occidente colectivo que el equilibrio de poder en Oriente Medio ha cambiado".
En su opinión, las acciones de Irán también pueden considerarse un cambio en su táctica, ya que anteriormente trataba de evitar un conflicto directo con Israel. "De hecho, todo parece indicar que Teherán está pasando de la retórica a la acción; si antes la comunidad mundial calificaba a Irán de 'tigre de papel', ahora la actitud hacia el país ha cambiado un poco", dijo el experto, añadiendo que los iraníes "lograron enviar 'un mensaje claro' a todo Occidente de que ya no se limitan a declaraciones verbales y que, en general, las cosas van a ser muy reales".
Países de la región no están interesados en un Irán fuerte
Al mismo tiempo, en medio del fortalecimiento de la posición del país persa, hay actores en Oriente Medio que podrían estar descontentos con este hecho, especialmente aquellos que prefirieron mantenerse neutrales, como Turquía y Arabia Saudita. Ibraguímov señala que ninguno de los dirigentes árabes está interesado en un Irán fuerte.
"Les interesa que Irán exista como Estado moderado aliado de Occidente, con el que ellos mismos cooperan. Sin embargo, si Irán se une a Rusia y China y, como parte de este trío, se convierte en un actor de la gran política mundial, Oriente Medio se enfrentará a grandes cambios", explicó.
Influencia de EE.UU. en Israel
Tras el ataque iraní, empezaron a surgir informes de que la Casa Blanca está intentando disuadir a Tel Aviv de atacar directamente a Irán para no provocar una nueva escalada. Esto responde a los intereses de Biden, que intenta evitar otro gran conflicto, ya que la implicación activa de su Gobierno en conflictos en el extranjero es un factor significativo en la disminución de su aprobación pública.
Y estos intentos parecen haber dado sus frutos, ya que unos días antes el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que anteriormente había utilizado una retórica más dura, dijo que Israel responderá, pero lo hará con prudencia, conteniendo las emociones.
Además, el éxito del trabajo conjunto de Israel y la coalición encabezada por EE.UU. que le ayudó a repeler el ataque iraní, brinda a la Casa Blanca la oportunidad de presionar a Tel Aviv para que haga una pausa en cualquier respuesta importante. También, después de que el Pentágono anunciase que las fuerzas estadounidenses habían interceptado "decenas" de misiles y drones, aparecen opiniones de que Israel debería buscar la máxima coordinación con EE.UU. en lo que respecta a un ataque de represalia.
Problemas económicos en caso de mayor escalada
Mientras tanto, Gian Maria Milesi-Ferretti, experto en economía de The Hutchins Center on Fiscal and Monetary Policy (el Centro Hutchins de Política Fiscal y Monetaria), indica que las consecuencias económicas de la escalada de las tensiones en la región "dependerá de si dichas tensiones disminuyen o se intensifican". En el primer caso, los efectos pueden ser modestos a nivel mundial, pero si las tensiones aumentan, el impacto en las economías de la región y en la economía mundial podría ser considerable".
Por ejemplo, en caso de una mayor escalada, los precios del petróleo subirán significativamente. Según Milesi-Ferretti, esto complicaría el proceso de desinflación en curso en todo el mundo. También puede ser especialmente costoso para los mercados emergentes y las economías en desarrollo, que son grandes importadores de energía.
Además, se incrementarían las perturbaciones en el comercio internacional, que ya se ha visto obstaculizado por los ataques de los hutíes contra barcos vinculados con Israel en el mar Rojo. Así, ya existe un aumento de los costes del transporte de mercancías por mar, y estas perturbaciones podrían extenderse al transporte marítimo a través del estrecho de Ormuz.