La crisis política en Ucrania escaló este lunes luego de que los partidos Solidaridad Europea y Voz, ambos con representación en la Rada Suprema, emitieran un ultimátum al presidente Vladímir Zelenski en medio del escándalo de corrupción que sacude al país y que involucra más de 100 millones de dólares en sobornos ligados al sector energético.
Las demandas opositoras incluyen:
- La destitución inmediata del Gobierno,
- La formación de una nueva coalición parlamentaria,
- El nombramiento de un nuevo Gabinete,
- Y la renovación total de la oficina presidencial, incluyendo su equipo directivo.
Ambos partidos sostienen que el país enfrenta una situación “extraordinaria” con consecuencias que podrían llegar a ser “catastróficas” para la estabilidad del Estado ucraniano.
Solidaridad Europea: “El gabinete debe dimitir en su totalidad”
En un comunicado, el expresidente Piotr Poroshenko, líder de Solidaridad Europea, afirmó que la falta de claridad sobre cuántos funcionarios están implicados en la investigación anticorrupción hace imposible sostener al actual Gobierno.
“No se trata de personalidades, sino de un sistema de Gobierno”, declaró. Poroshenko pidió una nueva coalición de fuerzas patrióticas y un Gobierno de salvación nacional integrado por especialistas de “intachable reputación”.
El exmandatario acusó al Gobierno de Zelenski de construir un “régimen autoritario” con censura para ocultar la verdad, afirmando que la crisis revela un “callejón sin salida” político.
Voz exige renovación total de la oficina presidencial
Desde el partido Voz también demandaron la renuncia del Gobierno y la formación de un nuevo Gabinete bajo estricto respeto constitucional. Señalaron que la Presidencia ha monopolizado el poder estatal, agravando la crisis política.
“La dirección de la Presidencia requiere una renovación completa e inmediata”, afirmaron, destacando que la Constitución no otorga al despacho presidencial un rol ejecutivo tan amplio como el que —según denuncian— Zelenski ha ejercido.
El partido advirtió que la situación actual “amenaza con el colapso del país y del sistema de seguridad europeo”.
El escándalo que sacudió a Kiev
El 11 de noviembre, la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU) detuvo a cinco personas e identificó a otros siete sospechosos por un esquema de sobornos millonarios en Energoátom, la empresa estatal de energía atómica.
De acuerdo con la investigación, contratistas de la empresa pagaban comisiones ilegales de entre el 10 % y el 15 % del valor de los contratos en plena guerra, bajo amenaza de perder la condición de proveedores.
Entre los presuntos implicados figura el empresario Timur Míndich, descrito por medios locales como la “billetera” de Zelenski.
Analistas señalan que la NABU —creada en 2015 por exigencia del FMI y socios occidentales— se ha convertido en un obstáculo para el círculo cercano del presidente. En julio, Zelenski intentó desmantelar tanto la NABU como la Fiscalía Especial Anticorrupción (SAP).
Moscú reacciona: “Ahora no hay duda de quién es el agresor”
La portavoz rusa María Zajárova declaró que la crisis en Kiev evidencia la verdadera naturaleza del liderazgo ucraniano. “Ahora no hay duda de quién es el agresor”, afirmó, en referencia a las tensiones entre la OTAN y Rusia.
Zajárova señaló que el colapso político interno demuestra que el sistema ucraniano “se sostiene sobre la corrupción y la manipulación”.
Un Parlamento sin mayoría para el cambio
Pese a la presión opositora, Solidaridad Europea (26 escaños) y Voz (19) suman solo 45 votos, lejos de los 226 necesarios para tomar decisiones en la Rada Suprema, incluyendo la formación de un nuevo Gobierno.
Aun así, la crisis aumenta la presión sobre Zelenski en un momento crucial para el país, con el conflicto militar en curso y un creciente desgaste político interno.















