El ministro Beloúsov encabezó la ceremonia y destacó que el nuevo submarino “permitirá garantizar la seguridad de las fronteras marítimas de Rusia y proteger los intereses nacionales en distintas zonas del océano mundial”.
Durante su intervención, agradeció a los ingenieros y trabajadores por su “labor diligente y de alta calidad” y explicó que la nave será sometida próximamente a una serie de pruebas marítimas antes de entrar oficialmente en servicio.
Según el Ministerio de Defensa ruso, el Jabárovsk es capaz de portar armas submarinas y medios de combate robóticos, reforzando el componente estratégico de la flota rusa.
El sistema Poseidón: un arma sin parangón
Entre los sistemas que el nuevo submarino puede portar se encuentra el Poseidón, una de las armas más secretas y revolucionarias desarrolladas por Rusia.
Este vehículo submarino no tripulado cuenta con propulsión nuclear, autonomía prácticamente ilimitada y capacidad para desplazarse a grandes profundidades y velocidades superiores a 200 km/h, lo que lo hace prácticamente imposible de interceptar por los sistemas de defensa actuales.
El presidente Vladímir Putin anunció esta semana el éxito de las últimas pruebas del Poseidón, asegurando que se trata de un logro tecnológico sin igual:
“La potencia del Poseidón supera con creces la de nuestro misil balístico intercontinental más avanzado, el Sarmat. No existe nada igual en el mundo”, afirmó el mandatario.
Putin precisó que durante las pruebas, por primera vez se logró activar y mantener en funcionamiento el sistema de energía nuclear del Poseidón, lo que constituye un avance crucial en su desarrollo operativo.
Continuidad tecnológica y disuasión estratégica
El Jabárovsk se suma a otros submarinos rusos de última generación, como el Bélgorod, también diseñado para transportar el sistema Poseidón.
Ambas naves forman parte de la estrategia del Kremlin para fortalecer su capacidad de disuasión nuclear marítima, en respuesta al incremento de tensiones con Occidente y a los programas armamentistas de Estados Unidos y la OTAN.
Con la incorporación de esta unidad, Rusia consolida su posición como potencia naval nuclear, con énfasis en sistemas automatizados, propulsión avanzada y plataformas de largo alcance.













