El discurso del vicepresidente de Estados Unidos, James D. Vance, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, marca un giro fundamental en la política exterior estadounidense. Según el politólogo Fiódor Lukiánov, editor en jefe de Russia in Global Affairs, este cambio representa un alejamiento definitivo del marco ideológico y político de la Guerra Fría, al que Europa occidental aún se aferra.
Una fractura en la relación transatlántica
Lukiánov explica que la postura de Vance no responde meramente a agravios personales o a una venganza política por las críticas europeas a Donald Trump, sino que refleja un ajuste estratégico. "Vance dirige a Europa los mismos reproches que los colonos del Nuevo Mundo dirigieron al Viejo: tiranía, hipocresía y parasitismo", destaca el analista.
Por otro lado, este alejamiento de EE.UU. se originó a principios de los años 2000, durante la administración de George W. Bush, y ha cobrado mayor fuerza con Trump, quien "simplemente dijo abiertamente lo que sus predecesores evitaban decir".
Europa y la nostalgia de la Guerra Fría
Según Lukiánov, mientras la Unión Europea se aferra al paradigma de la Guerra Fría para preservar su cohesión interna y su rol central en la política global, EE.UU. está más enfocado en nuevos desafíos geopolíticos. Washington prioriza el fortalecimiento de sus relaciones en el Pacífico, la competencia con China y el control estratégico del Ártico y América del Norte.
Desde esta perspectiva, el politólogo concluye que la UE busca una escalada en la tensión con Rusia para justificar su importancia dentro del eje occidental, mientras que EE.UU. ya no se muestra tan dispuesto a seguir este juego.