Las incógnitas persisten
"Es frustrante no tener más respuestas sobre esto", declaró Murphy, quien aseguró que pronto abordará el tema con la Casa Blanca. Mientras tanto, los senadores Chuck Schumer y Kirsten Gillibrand pidieron al Departamento de Seguridad Nacional, al FBI y a la Administración Federal de Aviación una reunión urgente para esclarecer la situación.
John Kirby, asesor de comunicaciones de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, afirmó que los drones no parecen ser una amenaza para la seguridad nacional ni están vinculados a entidades extranjeras. Sin embargo, reconoció que no han encontrado pruebas concluyentes sobre su origen.
Teorías en disputa
Entre las explicaciones más polémicas, el congresista republicano Jeff Van Drew afirmó que los drones podrían ser de origen iraní, citando fuentes confidenciales. Según Van Drew, Irán habría lanzado una nave nodriza que despliega estos drones cerca de la costa este de EE.UU.
El Pentágono rechazó esta teoría, indicando que ni adversarios extranjeros ni fuerzas militares estadounidenses están detrás de los avistamientos. Sabrina Singh, subsecretaria de prensa del Pentágono, reiteró que "esto no es obra de un adversario extranjero".
¿Derribar o no los drones?
La propuesta de derribar los drones ha generado un debate en el Congreso. Van Drew aboga por su eliminación inmediata, pero otros legisladores han señalado los riesgos que implicaría la caída de escombros en áreas densamente pobladas.
Singh aclaró que las órdenes de derribo se emiten solo cuando un objeto representa una amenaza directa a instalaciones militares, lo cual no parece ser el caso en esta situación.
Falta de transparencia
El senador Cory Booker criticó la gestión de las autoridades, afirmando que la falta de información está generando confusión y temor entre la población. "Deberíamos saber qué está pasando en nuestros cielos", declaró, exigiendo mayor transparencia por parte del Gobierno.
Drones en otros territorios
Mientras tanto, se han reportado avistamientos de drones no identificados en la base aérea estadounidense de Ramstein, en Alemania, así como en instalaciones del fabricante de armamento Rheinmetall y el grupo químico BASF. Aunque algunas investigaciones apuntan a operadores privados, las autoridades alemanas aún no han descartado por completo otras hipótesis.