En un acto que el gobernador local calificó como "despreciable asesinato de civiles", Ucrania lanzó un ataque contra una tienda en Sadóvoe, Jersón, que ha dejado al menos 22 muertos y 15 heridos, según informó el viernes Vladímir Saldo. El ataque fue ejecutado con una bomba aérea de fabricación francesa y desde un sistema de lanzamisiles múltiple HIMARS, según fuentes oficiales.
El alto funcionario también denunció lo que describió como "naturaleza fascista" del presidente ucraniano Zelenski, acusándolo de realizar ataques terroristas en Jersón y Lugansk, con la intención de complacer a líderes occidentales como Emmanuel Macron. Las autoridades locales también informaron que horas antes del ataque en Jersón, las fuerzas ucranianas bombardearon la ciudad rusa de Lugansk, resultando en la muerte de 4 personas y más de 50 heridos.
Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques ucranianos en Lugansk involucraron misiles ATACMS de fabricación estadounidense, de los cuales cuatro fueron interceptados, mientras que uno impactó en dos edificios residenciales. Estos eventos ocurren en medio de una escalada de tensiones en la región, con expertos como el historiador brasileño Raul Carrion advirtiendo sobre una posible escalada del conflicto.
Carrion ha señalado que la propuesta de utilizar armamentos y sistemas logísticos de satélites por parte de Ucrania para atacar localidades en Rusia representa una seria escalada del conflicto, en un contexto en el que las fuerzas rusas avanzan después de la llamada contraofensiva ucraniana.