LONDRES.– El rey Carlos III prometió el lunes seguir el ejemplo de “abnegación desinteresada” de su fallecida madre, en un discurso ante parlamentarios de las dos cámaras en Londres antes de viajar a Edimburgo para acompañar el ataúd de la reina en una capilla ardiente en la capital escocesa.
El príncipe Enrique, nieto de la reina Isabel II, había elogiado antes a la monarca como una “brújula guía” y ensalzó su “inquebrantable gracia y dignidad”. El gobierno, por su parte, anunció que el país guardaría un minuto de silencio el domingo, la tarde antes del funeral de la reina.
El “momento de reflexión” se celebraría a las 20:00 (1900 GMT). Se animó a la gente a cumplir el minuto de silencio en casa o en actos comunitarios. Cientos de legisladores llenaron la Gran Sala de Westminster, un recinto de mil años de historia, en el Parlamento para un elaborado acto en el que el Parlamento ofreció sus condolencias al rey y el monarca respondió.
Una fanfarria de trompetas sonó a la llegada del rey y su esposa Camila, la reina consorte, a la sala abarrotada. Carlos dijo a los miembros de la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores que seguiría el ejemplo de su madre, la fallecida Isabel II, al mantener “los preciosos principios de gobernanza constitucional” que sustentan el sistema político británico.
Rindió homenaje a su madre, y dijo: “Como dijo Shakespeare de la anterior reina Isabel, era un modelo para todos los príncipes vivos”.
El magnífico salón es la parte más antigua del recinto parlamentario, un resto del palacio medieval de Westminster que se alzaba en el lugar. La ceremonia se celebró allí porque no se permite la entrada de los monarcas a la Cámara de los Comunes. Esa norma se remonta al siglo XVII, cuando el rey Carlos I intentó entrar y arrestar a legisladores.
Esa confrontación entre el Parlamento y la corona llevó a una guerra civil que terminó con la decapitación del rey en 1649. Antes el lunes, en un comunicado personal publicado en el sitio web Archwell de Enrique y su esposa, Meghan, el príncipe dijo que había atesorado sus momentos con la reina “desde mis primeros recuerdos de infancia contigo, a encontrarte por primera vez como mi Comandante en Jefe, al primer momento en que conociste a mi querida esposa y abrazaste a tus amados bisnietos”.
En medio de agrias tensiones en la Casa de Windsor, Enrique renunció a su papel como miembro activo de la familia real y se mudó a Estados Unidos hace dos años. El sábado hubo un posible indicio de reconciliación cuando el príncipe y su esposa acudieron con su hermano, el príncipe Guillermo, y la esposa de éste, Catalina, para saludar a los dolientes ante el Castillo de Windsor.
El duelo nacional continuó el domingo, cuando miles de personas acudieron a calles y veredas al paso del ataúd de roble de la reina, en su recorrido desde su amada residencia veraniega en el Castillo de Balmoral, donde murió el jueves, y hacia Edimburgo.
El nuevo rey tenía previsto caminar el lunes junto al ataúd de su madre en su lento cortejo fúnebre desde el Palacio de Holyroodhouse a la Catedral de St. Giles, donde se colocaría la corona de Escocia sobre el féretro antes de un acto de oración y reflexión sobre la vida y los 70 años de reinado de la popular reina.
El ataúd permanecerá 24 horas en la catedral para dar una oportunidad al público de presentar sus respetos. El martes se trasladará en avión a Londres, donde se habilitará una capilla ardiente en el Parlamento desde el miércoles por la tarde y hasta la mañana del funeral, el 19 de septiembre.
Las autoridades ya han publicado las normas y recomendaciones para los que quieran presentar sus respetos en Londres, y se espera una larga fila. Tras visitar Escocia, Carlos viajará a las demás partes de Reino Unido. El martes estará en la capital de Irlanda del Norte, Belfast, y el viernes en Gales.
El comunicado de Enrique terminaba con una emotiva alusión a la muerte el año pasado de su abuelo, el príncipe Felipe. “Nosotros también sonreímos sabiendo que el abuelo y tú estáis reunidos ya, y ambos juntos en paz“, indicó.