Estados Unidos ha activado una nueva ofensiva militar en el Caribe bajo el nombre de “Operación Lanza del Sur”, una misión dirigida por la Fuerza Operativa Conjunta Southern Spear y el Comando Sur (SOUTHCOM), de acuerdo con el anuncio realizado este jueves por el secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth.
La operación, ordenada por el presidente Donald Trump, tiene como objetivo, según Washington, “eliminar a los narcoterroristas del hemisferio occidental” y “proteger la patria de las drogas que están matando a nuestra gente”. Hegseth afirmó que Estados Unidos “protegerá su vecindario” ante lo que describe como amenazas transnacionales.
Un despliegue militar de gran escala
La ofensiva ya estaba en marcha desde agosto, pero esta semana escaló significativamente con la incorporación del USS Gerald R. Ford, el mayor portaaviones del mundo. La nave, que opera con más de 4.000 marines y numerosas aeronaves tácticas, fue enviada para reforzar las operaciones estadounidenses cerca de las costas de Venezuela.
El Pentágono asegura que la presencia del portaaviones “reforzará la capacidad para detectar, monitorear y desbaratar actividades ilícitas” relacionadas con el narcotráfico. En los últimos meses, EE.UU. ha ejecutado bombardeos contra embarcaciones sospechosas en el Caribe y el Pacífico, ataques que han dejado decenas de muertos.
Venezuela denuncia una campaña de agresión
La respuesta venezolana ha sido contundente. El presidente Nicolás Maduro acusó a Washington de emprender una campaña de desprestigio para “justificar cualquier cosa” contra su Gobierno, incluyendo una invasión militar.
Maduro sostiene que Estados Unidos busca “cambiar el régimen” y apropiarse de la riqueza petrolera del país. Además, cuestionó las afirmaciones estadounidenses sobre narcotráfico, señalando que informes internacionales descartan que Venezuela produzca o trafique drogas hacia EE.UU.
Por su parte, el canciller Yván Gil afirmó que no se trata de una confrontación bilateral, sino de “un intento de agresión que viola todos los principios internacionales”. Gil adelantó que Venezuela emprenderá acciones políticas y judiciales en defensa de su soberanía.
El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, llamó a los países de la región a proteger el Caribe como “zona de paz”, advirtiendo sobre las consecuencias imprevisibles de una escalada militar.
Rechazo internacional y alertas sobre violaciones de derechos humanos
La reacción internacional no se ha hecho esperar. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, denunció que las acciones estadounidenses equivalen a prácticas de un “país fuera de la ley”. Su delegado en la ONU, Vasili Nebenzia, calificó la operación como una “campaña descarada de presión militar y psicológica”.
Los ataques estadounidenses han sido criticados como “ejecuciones sumarias” por expertos internacionales y rechazados por los Gobiernos de Colombia, México y Brasil, así como por el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk.
A medida que Washington incrementa su presencia militar y Caracas refuerza su discurso de defensa, la región observa con preocupación el avance de una crisis que podría escalar hacia un conflicto de dimensiones impredecibles.

















