El accidente ocurrido en un club de Quilmes reaviva el debate sobre la falta de mantenimiento y control en las instalaciones deportivas infantiles del país.
La muerte de Benicio Farji, un niño de 8 años que fue golpeado por un arco de balonmano en el Club Atlético Argentino de Quilmes, volvió a encender las alarmas sobre un problema que se repite año tras año en Argentina: la falta de mantenimiento y control en las instalaciones deportivas donde juegan miles de menores.
El trágico hecho ocurrió el 29 de octubre en el predio “Los Mates”, ubicado en el conurbano bonaerense. Según el diario La Nación, Benicio fue alcanzado por la estructura metálica después de que uno de sus compañeros se colgara del travesaño. Pese a ser trasladado de urgencia al Hospital El Cruce, en Florencio Varela, el menor falleció debido a un traumatismo craneoencefálico.
Un patrón que se repite
El caso de Benicio no es un hecho aislado. En septiembre de 2025, Javier Jesús Álvarez, de 11 años, perdió la vida en Cipolletti, provincia de Río Negro, cuando un arco metálico se desplomó durante el precalentamiento de un partido infantil en la Isla Jordán, informó ANRoca.
Semanas antes, en Gobernador Crespo (Santa Fe), otro niño de 8 años había quedado en estado crítico tras el derrumbe de una portería, reportó Aire de Santa Fe.
Hechos similares se remontan años atrás. En agosto de 2022, Thiago Flores, de 11 años, murió en el club El Rayo, en Merlo, al colgarse de un arco que no estaba asegurado al suelo. También en 2017, en Santiago del Estero, un niño de 12 años falleció de la misma forma.
En Tierra del Fuego, el diario El Sureño recordó el caso de Braian Costan, de 8 años, quien murió en 2002 cuando un arco cayó sobre su cabeza durante un torneo empresarial.
Un riesgo conocido y evitable
Los arcos móviles o mal fijados figuran entre las principales causas de lesiones graves en el fútbol infantil. De acuerdo con la Asociación de Gestores de Campos Deportivos (STMA), entre 1979 y 2011 se registraron al menos 36 muertes por el derrumbe de estructuras metálicas de este tipo.
Esa cifra llevó a la creación de estándares internacionales, como la norma ASTM F2950-14, que obliga a que los arcos estén anclados o contrapesados para prevenir vuelcos, según el Instituto Americano de Estándares Nacionales (ANSI).
En Argentina, sin embargo, no existe una reglamentación nacional equivalente ni estadísticas oficiales sobre accidentes deportivos infantiles. Las inspecciones dependen de municipios o ligas locales, muchas veces sin recursos ni personal técnico capacitado.
Reacciones y pedidos de cambio
Tras el fallecimiento de Benicio, vecinos y padres del club de Quilmes realizaron una vigilia frente a las instalaciones exigiendo responsabilidad institucional y controles más rigurosos.
“Esto pudo haberse evitado”, dijo una madre a medios locales. “Los arcos siempre estuvieron sueltos y nunca se hizo nada.”
En redes sociales, deportistas y entrenadores se sumaron al pedido de una “Ley Benicio”, que obligue a los clubes y escuelas deportivas a certificar la estabilidad y anclaje de sus estructuras.
Una tragedia que exige prevención
Cada caso deja la misma enseñanza: el peso del metal no perdona y la falta de prevención cuesta vidas.
Mientras no existan protocolos de seguridad nacionales ni sanciones efectivas, los niños seguirán expuestos a un riesgo que, como recuerdan los especialistas, es completamente evitable.
















