Una misión aérea del Ejército Popular de Liberación de China ha generado inquietud global tras conocerse que cazas furtivos Chengdu J-20 sobrevolaron sin ser detectados dos rutas estratégicas del Pacífico: el estrecho de Tsushima (cerca de Japón) y el canal de Bashi, que conecta Filipinas y Taiwán.
El hecho fue divulgado a través de un reportaje de la cadena estatal china CCTV, en el que se destacó la participación de la 1.ª Brigada de Cazas, unidad de élite de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación, aunque sin nombrar explícitamente el modelo J-20. Sin embargo, fuentes del South China Morning Post confirman que se trata del avión más avanzado de combate de quinta generación de China.
Silencio internacional
Lo que más sorprende es que ninguna fuerza armada con presencia en la región —ni Japón, ni Taiwán, ni EE.UU.— emitió alerta o detectó la incursión, lo que pone a prueba los actuales sistemas de defensa y vigilancia en el mar del Este y mar del Sur de China, áreas geopolíticamente tensas.
“Las misiones rutinarias comenzaron en abril de 2022, pero esta operación demuestra una capacidad de sigilo extremadamente avanzada”, apunta un analista militar citado por medios regionales.
Tecnología de sigilo y poder simbólico
Los J-20 han sido equipados con tecnologías clasificadas y, según medios chinos, podrían incorporar materiales que hacen “invisible” al radar convencional. De hecho, en 2018, un laboratorio chino aseguró haber creado un “súpermaterial” para invisibilidad aérea, lo que ahora cobra mayor relevancia.
El J-20 es una de las principales cartas de China en su disputa por la supremacía aérea contra EE.UU., donde los F-22 y F-35 siguen dominando el espacio occidental.
¿Un simple ejercicio o un mensaje geopolítico?
Este sobrevuelo silencioso plantea serias preguntas:
- ¿Fallas en los sistemas de defensa de aliados como Japón o Taiwán?
- ¿Avances tecnológicos más allá de lo esperado en la industria militar china?
- ¿Una advertencia de Beijing en medio de la creciente tensión regional?