La controversia crece en torno al nuevo acuerdo económico alcanzado entre EE.UU. y la Unión Europea. Esta vez, ha sido el canciller ruso Serguéi Lavrov quien lanzó una dura advertencia: el Viejo Continente, afirmó, está comprometiendo su futuro económico en favor de los intereses estadounidenses.
Durante su participación en el XI Foro Educativo Juvenil Panruso Territorio de Significados, Lavrov expuso que el pacto incluye:
- Un arancel fijo del 15 % para productos europeos hacia EE.UU.
- Cero aranceles para mercancías estadounidenses que ingresan a la UE.
- La obligación de Bruselas de comprar 750.000 millones de dólares en energía estadounidense, incluyendo gas natural licuado y energía nuclear.
- Una inversión adicional de 600.000 millones de euros en la economía estadounidense.
“El resultado será una mayor desindustrialización del continente europeo y una fuga masiva de capitales hacia EE.UU.”, advirtió Lavrov. Además, calificó el trato como un “golpe fuerte” para la agricultura y la competitividad industrial de Europa.
El canciller también lanzó una crítica directa a los líderes europeos, en especial a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a quien acusó de “alardear” del acuerdo en lugar de priorizar las necesidades sociales del bloque. “Prefieren gastar más para complacer a Washington que resolver sus propios problemas”, sentenció.
Lavrov elogió a Trump como “pragmático y abierto al diálogo”, contrastándolo con lo que calificó como el dogmatismo ideológico de la actual élite europea. Además, acusó a Bruselas de haber perdido el “instinto diplomático” que evitó confrontaciones durante la Guerra Fría, y aseguró que la “vacuna contra el nazismo” ya no funciona en la Europa moderna.
¿Una entrega sin condiciones?
El acuerdo pone fin a meses de tensiones comerciales. A principios de julio, Trump había amenazado con imponer aranceles del 30 % a productos europeos si no se alcanzaba un acuerdo. Si bien en un principio Von der Leyen prometió represalias, la UE terminó cediendo, aceptando lo que medios europeos llaman un “acuerdo desequilibrado”.
Para Moscú, este giro evidencia una rendición europea que tendrá consecuencias económicas profundas. “Europa ha firmado su propia trampa, con el aplauso de Washington”, concluyó Lavrov.