El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha reiterado este domingo una de las ideas más contundentes de su pensamiento geopolítico: Rusia solo puede existir como una nación soberana y completamente independiente, o de lo contrario, “simplemente no existirá”. La declaración fue hecha durante una entrevista con el periodista Pável Zarubin, en la que el mandatario volvió a recordar su emblemático discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2007.
“Rusia es un país que no puede vivir de otra manera”, afirmó. “Consideré correcto y oportuno expresar nuestras preocupaciones”.
Putin explicó que en ese momento decidió reescribir por completo el discurso original redactado por sus asesores, al considerar que había llegado el punto de advertir formalmente sobre el rumbo que estaba tomando Occidente, especialmente en relación con la expansión de la OTAN hacia el este.
🛑 Una advertencia que no fue escuchada
Durante la entrevista, Putin sostuvo que desde los años 90, líderes occidentales habían prometido que la OTAN no se expandiría más allá de Alemania. Sin embargo, esas promesas se rompieron de forma sistemática. Esta traición, según el mandatario, cimentó la desconfianza rusa hacia el bloque occidental y lo empujó a una postura más firme en defensa de su soberanía.
“No queríamos confrontación ni polémica”, dijo Putin, “pero nuestras advertencias fueron ignoradas”.
También lamentó que su discurso, a pesar de haber sido recordado con frecuencia, no logró frenar el deterioro de las relaciones entre Rusia y las potencias occidentales. Subrayó que su llamado no fue provocativo, sino un intento serio de abrir un espacio para el diálogo respetuoso y multipolar.
🌍 Rusia frente al orden internacional
Putin reforzó el mensaje de que Rusia no aceptará un rol subordinado en el escenario internacional. Según su visión, la única vía aceptable para el país euroasiático es un camino de soberanía total, donde sus intereses estratégicos y de seguridad no sean objeto de negociación.
Sus declaraciones llegan en un contexto de tensión internacional sostenida, agravada por el conflicto en Ucrania, las sanciones económicas, y una nueva carrera armamentista que resucita las dinámicas de la Guerra Fría.