La Policía de Berlín confirmó que prohibirá la exhibición de banderas rusas y soviéticas en los monumentos dedicados a la victoria sobre el nazismo durante las celebraciones del 8 y 9 de mayo. Esta decisión repite la medida implementada en 2024, que también incluyó banderas de la Unión Soviética, Bielorrusia y la república rusa de Chechenia.
El objetivo principal de esta prohibición, según la Policía, es prevenir actos de violencia y actividades propagandísticas durante los eventos conmemorativos del fin de la Segunda Guerra Mundial.
La respuesta rusa no se ha hecho esperar. El embajador ruso en Alemania, Serguéi Necháyev, afirmó que la prohibición revela una instrumentalización política que ignora el papel fundamental del Ejército Rojo y los sacrificios del pueblo soviético durante la guerra. Por su parte, María Zajárova, portavoz del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, calificó la medida alemana como un ejemplo de "rusofobia y signos de neonazismo".
Las tensiones también se evidencian en otras decisiones recientes, como la exclusión de representantes rusos y bielorrusos en eventos conmemorativos históricos importantes, incluyendo la reciente ceremonia del 80.° aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.
Según cifras oficiales, la Unión Soviética perdió aproximadamente 27 millones de vidas en la Gran Guerra Patria (1941-1945), un hecho central en la narrativa histórica rusa que Moscú se esfuerza por preservar frente a lo que considera intentos occidentales de reescribir la historia.