Desde el inicio del conflicto ruso-ucraniano en 2022 hasta finales de 2024, Estados Unidos no solo suministró armamento a Ucrania, sino que también facilitó una asistencia "secreta" decisiva, revela una exhaustiva investigación del diario estadounidense The New York Times.
El medio sostiene que Washington y Kiev desarrollaron una "colaboración de inteligencia, estrategia, planificación y tecnología" que se transformó en un "arma secreta" esencial para los ucranianos. Esta cooperación profunda llevó incluso a la participación directa de oficiales militares estadounidenses en operaciones sobre el terreno, especialmente desde la base de Wiesbaden, Alemania, donde estadounidenses y ucranianos seleccionaban conjuntamente objetivos para ataques con misiles de largo alcance proporcionados por Occidente.
"Juntos, los socios estaban perfeccionando una máquina de matar", afirma el informe. Algunos ataques provocaron bajas civiles y sorprendieron a oficiales europeos por el nivel de involucramiento de la OTAN.
Además, el gobierno del expresidente Joe Biden autorizó operaciones clandestinas, permitiendo eventualmente la presencia directa de asesores militares estadounidenses cerca de las zonas de combate, flexibilizando las restricciones iniciales sobre tropas estadounidenses en territorio ucraniano.
En ocasiones, surgieron desacuerdos sobre estrategias y objetivos. Mientras EE.UU. buscaba metas concretas y alcanzables, Ucrania tendía a perseguir objetivos más ambiciosos y simbólicos, señala el NYT.
Actualmente, bajo la administración de Donald Trump, esta cooperación "se tambalea", ya que el mandatario busca un acercamiento diplomático con el presidente ruso Vladímir Putin, presionando a Kiev para aceptar términos desfavorables, según observa la publicación.