Este domingo, Ecuador celebra elecciones presidenciales en un contexto de crisis económica y creciente violencia relacionada con el crimen organizado. Daniel Noboa, actual presidente, busca la reelección con la promesa de continuar con su política de "mano dura" contra el narcotráfico, mientras que su principal contendiente, Luisa González, intenta devolver el poder a la izquierda liderada por el expresidente Rafael Correa.
Un país en crisis
El próximo presidente asumirá la responsabilidad de gobernar un país afectado por el auge de asesinatos, secuestros y extorsiones. Noboa ha declarado un "conflicto armado interno" y desplegado militares en las calles, pero los resultados de su estrategia siguen en debate.
La incertidumbre económica también pesa en la decisión de los votantes. Ecuador enfrenta un desempleo del 33% y una tasa de pobreza del 28%, lo que ha llevado a miles de ecuatorianos a emigrar en busca de mejores oportunidades.
Posibilidad de segunda vuelta
Según la ley ecuatoriana, un candidato gana en primera vuelta si obtiene el 50% de los votos más uno o si logra al menos el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre su rival más cercano. De no cumplirse estas condiciones, los dos candidatos con mayor votación disputarán una segunda vuelta en abril.
Restricciones y medidas de seguridad
El gobierno ha cerrado las fronteras del país desde el 8 hasta el 10 de febrero como parte de las medidas de seguridad durante las elecciones. Además, se ha impuesto la ley seca y se han movilizado las fuerzas armadas para resguardar los recintos electorales.
Expectativa y panorama electoral
Las elecciones de 2025 marcan la tercera vez en cuatro años que Ecuador elige un nuevo presidente, reflejando la inestabilidad política del país. Noboa, quien ganó en 2023 con un fuerte respaldo en la región andina, enfrenta el reto de convencer a los votantes de que su estrategia es la correcta. Por su parte, Luisa González apuesta a la nostalgia del correísmo para consolidar su base electoral.
Con la incertidumbre sobre si habrá segunda vuelta y la urgencia de soluciones concretas a los problemas del país, Ecuador vive una jornada electoral que definirá su rumbo en los próximos años.