El lanzamiento del misil balístico de alcance intermedio Oréshnik por parte de Moscú ha sido calificado como una "señal política" destinada no solo a EE.UU. y Ucrania, sino también a Europa. Así lo afirmó este miércoles Serguéi Riabkov, viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, en declaraciones que destacan las crecientes tensiones en torno al conflicto ucraniano y la postura de Occidente.
Una respuesta a las acciones occidentales
Según Riabkov, el Oréshnik responde a los ataques realizados por Ucrania con misiles de largo alcance suministrados por Occidente, como los ATACMS estadounidenses y los Storm Shadow británicos, que impactaron instalaciones en las provincias rusas de Briansk y Kursk.
El diplomático señaló que el uso del misil Oréshnik contra una planta militar en Dnepropetrovsk en noviembre fue una acción directa en represalia por estos ataques.
"Enviamos señales de diversos tipos, y el Oréshnik es una señal no solo para Kiev y Washington. También es una señal para los europeos", declaró Riabkov, describiéndolo como un "misil político" con múltiples objetivos estratégicos.
Tensiones nucleares en aumento
Riabkov advirtió que la "agresiva" política de EE.UU. y la OTAN hacia Rusia plantea riesgos que podrían llegar a considerar el uso de armas nucleares. Según el viceministro, estas acciones buscan destruir el "contorno exterior de la seguridad de Rusia", especialmente en las fronteras compartidas con Bielorrusia.
"Esta política agresiva de principio a fin de EE.UU. y la OTAN crea amenazas directas y evidentes para nosotros", subrayó.
Un mensaje a Europa
El alto diplomático destacó que las señales enviadas por Occidente al permitir ataques en territorio ruso buscan alcanzar múltiples objetivos con una sola acción. Sin embargo, Rusia también utiliza el Oréshnik como un mensaje político que no solo implica a EE.UU. y Ucrania, sino que extiende su alcance a los países europeos, advirtiendo sobre las posibles consecuencias de su involucramiento en el conflicto.