El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, reveló este jueves que las críticas por el alto costo del apoyo a Ucrania no solo llegan de los líderes del bloque, sino también de ciudadanos comunes. Durante una entrevista con ANSA, el diplomático compartió una anécdota personal que refleja el sentimiento de muchos europeos:
"Mi jardinero me preguntó: '¿Por qué tengo que seguir pagando de mi bolsillo, con mis impuestos, por Ucrania?'", confesó Borrell. "Es una pregunta legítima", añadió, subrayando la importancia de ser transparentes con los costos y explicar a los ciudadanos europeos los riesgos de no actuar.
Un costo creciente
Borrell indicó que el apoyo a Kiev en 2023 tuvo un costo de 125.000 millones de euros (más de 132.000 millones de dólares) y pronosticó que en 2025 la cifra será aún mayor. Esta preocupación llega en un contexto de incertidumbre tras la reelección de Donald Trump como presidente de EE.UU., quien ha manifestado su intención de reducir el apoyo militar y económico a Ucrania.
"Si la UE tuviera que sustituir el papel de Estados Unidos en el conflicto, el tiempo sería crucial. No podemos permitirnos un enfoque lento", advirtió Borrell.
"Sin sentido de urgencia"
El diplomático también criticó la falta de agilidad en el apoyo militar a Kiev. "La verdad es que no tenemos sentido de urgencia", dijo, señalando que el ritmo de suministro de armamento y municiones es insuficiente para contrarrestar el avance de Rusia.
Su propuesta de utilizar el Fondo Europeo para la Paz para financiar el envío de armamento fue aceptada, pero cuestionó la cantidad asignada inicialmente: "¿50 millones de euros? ¿Están bromeando? Aquí se trata de resistir contra los tanques rusos, no de entrenar a un ejército africano. Con todo el respeto, añadan tres ceros más", exigió.
Perspectivas de victoria
Al ser consultado sobre la posibilidad de que Ucrania venza en el conflicto, Borrell fue tajante: "Depende de las capacidades que se proporcionen. Si tardamos un año en entregar un millón de municiones, el ritmo es insuficiente. Rusia usa 800.000 al mes".
La situación resalta la urgencia de decisiones estratégicas dentro de la UE, en un momento en que tanto los líderes como los ciudadanos parecen cuestionar la continuidad de un esfuerzo que enfrenta desafíos cada vez mayores.