Las fuerzas armadas rusas han detenido el avance de las tropas ucranianas en una incursión fronteriza en la provincia de Kursk, según aseguró Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia. En una reunión encabezada por el presidente Vladímir Putin, Guerásimov detalló que la operación, respaldada por unidades fronterizas, ataques aéreos, misiles y artillería, impidió que el enemigo penetrara en territorio ruso.
Guerásimov informó que, el 6 de agosto a las 5:30 (hora de Moscú), aproximadamente 1.000 combatientes ucranianos iniciaron una incursión con el objetivo de tomar una parte del territorio de Kursk. Las pérdidas ucranianas ascendieron a 315 personas, con al menos 100 muertos y 215 heridos, y la destrucción de 54 vehículos blindados, incluidos siete tanques.
“La operación concluirá con la derrota del enemigo y la llegada [de las fuerzas rusas] a la frontera estatal”, afirmó Guerásimov.
Ataque Contra Civiles
La incursión resultó en heridas para 31 civiles, entre ellos 6 niños. Un ataque con drones contra una ambulancia provocó la muerte de un paramédico y el conductor. En respuesta, Vladímir Putin acusó a las fuerzas ucranianas de disparar indiscriminadamente contra civiles. “El régimen de Kiev ha emprendido otra provocación a gran escala, disparando indiscriminadamente con diversos tipos de armas, incluidos cohetes, contra edificios civiles, viviendas residenciales y ambulancias”, declaró Putin en una reunión con miembros del Gobierno.
María Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, calificó el ataque ucraniano contra civiles en Kursk como “bárbaro” y acusó al régimen ucraniano de atacar a civiles rusos para “demostrar al menos cierta apariencia de actividad en el contexto de sus constantes fracasos” en el campo de batalla. Zajárova instó a la comunidad internacional a condenar resueltamente estas acciones criminales.