Washington D.C. – La general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de EE.UU., ha instado a las autoridades y empresas privadas de su país a intensificar sus esfuerzos para contrarrestar la creciente influencia de China y Rusia en América Latina. Durante su participación en el foro de seguridad de Aspen, Richardson sugirió la implementación de un ‘Plan Marshall’ para la región, similar al que Washington ofreció a la Europa de posguerra.
“No todos los países de la región se han recuperado del impacto económico de la pandemia, lo que ha creado una inestabilidad de la que Moscú y Pekín se están aprovechando, ofreciendo dinero a los países o pidiéndoles que se unan a la iniciativa de la Franja y la Ruta”, señaló Richardson. La general enfatizó la necesidad de una ley de recuperación económica moderna para América Latina.
¿Ayuda desinteresada o instrumento de influencia?
El ‘Plan Marshall’, lanzado en 1948 por el entonces secretario de Estado George Marshall, proporcionó unos 13.300 millones de dólares en ayuda a 16 países europeos, equivalentes a unos 150.000 millones de dólares actuales. Sin embargo, este programa también sirvió a los intereses de EE.UU., creando puestos de trabajo y garantizando un enorme flujo de mercancías estadounidenses hacia Europa.
Richardson expresó su preocupación sobre la posibilidad de que China utilice sus inversiones en la región para obtener ventajas militares estratégicas. “Me preocupa la naturaleza de doble uso de eso. Son empresas estatales de un gobierno comunista y me preocupa que se conviertan rápidamente en aplicaciones militares”, añadió.
Una amenaza artificial
Las declaraciones de Richardson han generado opiniones divididas en EE.UU. Kelley Beaucar Vlahos, asesora principal del Quincy Institute, cuestionó si los comentarios de la general buscan justificar un aumento en la presencia militar estadounidense en la región. “¿Se trata solo de otro argumento para poner más ojos y activos militares en la región?”, se preguntó en un artículo.
Juan Gabriel Tokatlian, investigador argentino y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella, también cuestionó la veracidad de las afirmaciones sobre la amenaza china en América Latina. Según él, la “histeria antisoviética y anticomunista” sigue viva con el ascenso de China y sirve para justificar el aumento del gasto militar de EE.UU. en la región.
Contexto y Reacciones
En marzo, Richardson utilizó el término “malicioso” 24 veces en referencia a las acciones de Pekín y Moscú en América Latina durante una intervención ante el Congreso estadounidense. Sin embargo, Tokatlian concluyó que no existen análogos chinos a los acuerdos de cooperación militar que EE.UU. tiene en la región.
El experto resaltó que, en un contexto donde las tasas de homicidio y la violencia armada son altas en América Latina, una carrera armamentística entre EE.UU. y China no beneficia a la región. “¿De qué sirve a la región una carrera armamentística de EE.UU. con un competidor que no es ni de lejos su par?”, cuestionó.