Washington planea aumentar su dominio en el fondo del océano y contrarrestar la influencia de sus adversarios -especialmente de China y Rusia-, construyendo el submarino espía más caro de su historia. Se trata de una embarcación de alta tecnología cuyo coste ascendería a 5.100 millones de dólares. Su misión consistiría en realizar patrullajes, contrarrestar a las fuerzas enemigas desplegando minisubmarinos y drones, así como también realizar todo tipo de misiones secretas, recoge USA Today.
Los motivos de la fabricación
De acuerdo con funcionarios gubernamentales estadounidenses y sus aliados, "la iniciativa secreta" sobre el desarrollo del submarino tiene lugar en el marco de las preocupaciones por la vulnerabilidad frente a la manipulación o a los ataques de los oleoductos, gaseoductos y cables de telecomunicaciones que se extienden por el lecho marino.
"No son los satélites en el cielo, sino las tuberías en el fondo oceánico las que forman la columna vertebral de la economía mundial", señaló el almirante retirado de la Armada de EE.UU. James Stavridis. Los expertos sostienen que tan solo una pequeña interrupción en el funcionamiento de las tuberías o de los cables podría cortar el acceso a Internet o a los suministros de energía.
Stavridis, que dirigió la OTAN en operaciones globales de 2009 a 2013 como comandante supremo aliado, advirtió de que un ataque a la infraestructura submarina causaría daños "potencialmente catastróficos" a EE.UU. y sus aliados, interrumpiendo el intercambio de información confidencial, así como la comunicación internacional o las transacciones financieras.
"Ya sea por actividad terrorista o por una presencia naval rusa cada vez más belicosa, la amenaza de que se aprovechen estas vulnerabilidades está creciendo. La amenaza es nada menos que existencial", escribió en un informe de 2017 el entonces parlamentario británico Rishi Sunak, quien ahora ejerce de primer ministro de su país. Seis años después de la publicación del informe, Stavridis asegura sentirse "más preocupado ahora que en 2017 por los peligros de un ataque a los cables submarinos", debido a que, en su opinión, la tensión política entre Rusia y Occidente ha ido en aumento.
Por otro lado, las explosiones de los gasoductos Nord Stream en septiembre de 2022 y el supuesto sabotaje chino a cables submarinos de Internet que dejó aislada a por lo menos una de las islas periféricas de Taiwán el mes pasado también representaron motivos de inquietud para Occidente. Con respecto a China, EE.UU. no descartó la posibilidad de que Pekín estuviera probando sus capacidades de guerra en el fondo marino. Sin embargo, los posibles ataques a la infraestructura crítica que se encuentra bajo el mar, no es lo único que impulsa a EE.UU. a fabricar ese submarino.
Durante las últimas décadas, la comercialización del fondo oceánico ha ido en aumento, incluyendo exploraciones para descubrir petróleo y extracciones tanto de metales preciosos como de otros recursos valiosos. "La guerra es una tarea humana. Y si los humanos trasladan sus actividades al lecho marino, seguirá la guerra", manifestó Peter Singer, asesor del Ejército estadounidense. Asimismo, sostuvo: "Ahora que hay infraestructura, la guerra sigue en los fondos marinos, donde está el negocio". "Están bajando allí debido a toda esta actividad económica civil. Y a medida que se convierte cada vez más en un espacio de batalla, se ven más y más inversiones y gastos en los presupuestos de defensa", agregó.
¿Cómo será el submarino?
Los analistas señalan que EE.UU. no pretende utilizar el submarino únicamente para proteger su seguridad, sino que también enfoca sus intereses en aumentar "de manera silenciosa, pero agresiva" sus capacidades bélicas bajo el agua.
La Marina estadounidense ha encargado un submarino de ataque de última generación que pueda recuperar piezas de misiles, proteger y manipular cables de comunicaciones, encontrar y salvaguardar depósitos de minerales de tierras raras, así como realizar todo tipo de misiones.
Además, es posible que sea un sumergible capaz de desplazarse sigilosamente y actuar como "nave nodriza" para otros aparatos que se operan a control remoto y sirven para maniobrar en el océano. Según los planes de Washington, el nuevo submarino reforzaría la flota de ataque de la Armada compuesta por submarinos que fueron diseñados para las necesidades militares asociadas con la Guerra Fría.
Los informes indican que el trabajo preliminar para su desarrollo ya está en marcha y se lleva a cabo en el astillero General Dynamics Electric Boat de Groton, ubicado en el estado de Connecticut. La fabricación del submarino está incluida en la solicitud de presupuesto de la Marina de EE.UU. para el año fiscal 2024. A pesar de que aún no fue financiado por el Congreso, se espera que haya poca o nula oposición al proyecto. De acuerdo con los pronósticos, el sumergible podría estar listo de aquí a 13 años.