Comunitarios del sector Cristo Rey, del Distrito Nacional, donde funciona la Estrategia de Seguridad Ciudadana “Mi país seguro”, las acciones delictivas y criminales no cesan.
Aunque algunos ciudadanos del sector valoraban la presencia policial, otros residentes destacaron el incremento de los hechos delictivos y los deficientes resultados del patrullaje en la zona.
Robos, muertes, uso y venta de drogas son el pan de cada día del lugar, pese a que algunos defensores ignoran la situación, haciendo caso omiso a la problemática.
En la calle Higüey, donde ultimaron a Yan Carlos Ramírez Viola, quien llegó a República Dominicana con la intención de pasar unas vacaciones, la violencia y las acciones delictivas tienen “hartos” a los moradores.
En esta zona funciona un supuesto punto de venta de estupefacientes llamado “la mata de almendra” donde operan dirigentes de bandas, quienes se dedican al accionar delictivo a sus anchas.
De acuerdo con algunos moradores del lugar, quienes se protegen por temor a represalias, los agentes de la Policía Nacional saben “perfectamente” donde están ubicados los antisociales y solo acuden al supuesto punto “a cobrar peaje”.
Según indican, la organización está compuesta por más de 20 delincuentes, quienes se aprovechan mayormente de los nacionales haitianos que residen en el sector.
“Ellos se paran ahí, ese es su punto de encuentro, son muchos. Ellos ahí se fuman y venden su cosita y luego salen a la calle a atracar. Lo que pasa es que con algunas personas de aquí no se meten porque uno los conoce, pero sabemos lo que hacen”, comentó un residente del sector.
Los comunitarios denuncian que hay asaltos a mano armada a plena luz del día, robos en casa y alza en la circulación de sustancias prohibidas que les mantiene en “zozobra”.
Aseguran que los negocios tienen que permanecer con sus puertas cerradas tras el temor de que algún antisocial los ataque. Dicen sentirse inseguros y desprotegidos por la institución del orden.
“La Policía solamente sabe hacer bulto. El director de la Policía Nacional y sus allegados deben de venir aquí para que vean la realidad, aquí es que se sabe lo que se vive, no sentado en una oficina cogiendo fresco”, dijo uno de los residentes.