Dr. Isaías Ramos
Pareciera que nuestro país en vez de avanzar hacia un sistema económico y social más justo, y contrario al neoliberalismo salvaje que nos impone la clase política gobernante, más bien involuciona hacia algo más parecido a un régimen de esclavitud o feudalismo.
La Ley de Fidecomiso Público, que ya terminó siendo aprobada en la cámara de diputado, representa una amenaza para los recursos de la nación. En este proceso, el congreso funge como un instrumento de una élite política- económica insaciable, egoísta y codiciosa, que de una manera sutil e ingeniosa pretenden apropiarse de la riqueza y recursos del pueblo dominicano. Así como lo hicieron con la Ley de Reforma de la Empresa Pública, las alianzas público-privadas son artimañas de engaños y mentiras para adueñarse de los pocos recursos que le quedan a la nación.
Los recursos que administra el Estado dominicano en representación de la nación deberían ser utilizados para trasformar la sociedad de forma radical. Mucho sudor y lágrimas le han costado a toda la población trabajadora el pagar deuda de bienes y servicios que nunca ha recibido.
El sistema político actual ha instituido un régimen en el que se le “entregan” todos nuestros recursos y riquezas al poder político y económico, a cambio de nada. Es lo que podríamos llamar robo, atraco y saqueo. Es una injusticia más que el pueblo dominicano recibe comenzando el año 2023, víctima del engaño, la mentira y la falsedad y de su propia miseria e ignorancia a la que ha sido sumergida.
Nos encontramos en una fase de nuestra historia donde el poder sólo ha servido para reproducir y engendrar más poder corruptor. Un poder político que nos ha venido gobernando en las últimas décadas, traduciendo de manera automática el poder para extraer los bienes y riquezas de la nación. Han construido una sociedad donde unos pocos viven unas vidas privilegiadas y en opulencia, mientras a la inmensa mayoría se le niega sus derechos a una vida digna y les toca vivir en el fondo de la miseria humana entre el agotamiento, explotación, servidumbre y miedo.
Ese es el tipo de desigualdad que define hoy en día nuestra realidad, desde la cuna hasta el lecho de muerte. En otras palabras, es un sistema que se asegura de atrapar a la mayoría de la población en la miseria permanente sin posibilidad alguna de que se escape de ella. Sabemos, y ellos lo saben, que la peor esclavitud al que se puede someter a un pueblo es aquella que consentimos por ignorancia y por la falta de la construcción de una alternativa viable.
En el Frente Cívico y Social estamos convencido que sólo concientizando a la población y construyendo una alternativa política viable basada en propuestas, principios y valores podremos formar un frente capaz de liberar y romper las cadenas de este sistema de oprobio y opresión para lograr la libertad bajo un régimen de orden, justicia e igualdad ante la ley y las oportunidades.