- Redacción
- BBC News Mundo
El sábado miles de personas salieron a las calles de Shanghái para recordar a las víctimas y manifestarse contra las restricciones. Muchos de los presentes exigían la renuncia del presidente Xi Jinping.
En vez de disminuir, las manifestaciones alcanzaron la capital, donde centenares de personas se concentraron en las riberas de un rio, cantando el himno nacional y escuchando discursos.
Más temprano, en la prestigiosa universidad de Tsinghua, decenas de personas realizaron una marcha pacífica y también entonaron el himno nacional, de acuerdo con fotos y videos publicados en redes sociales.
También se registraron protestas en la ciudad de Chendu (suroccidente) y en las más centrales urbes de Xi’an y Wuhan, donde se originó el brote de covid hace casi tres años.
Stephen McDonell, corresponsal de la BBC en China, dijo que las autoridades de ese país parecen haber "subestimado drásticamente el descontento con la estrategia de cero covid, una política que está inextricablemente vinculada a Xi Jinping, quien hace poco prometió que no se modificaría"
"Xi Jinping, renuncia"
La policía ha permitido en general que la gente se manifieste, pero en Shangái la BBC vio al menos a tres personas que fueron llevadas en coches de la policía.
Muchos señalan el confinamiento en los edificios como la causa de las muertes en el incendio en Urumqi.
Si bien las autoridades chinas niegan que esa haya sido la causa, los funcionarios de la ciudad emitieron una disculpa inusual el viernes por la noche y se comprometieron a "restaurar el orden" eliminando gradualmente las restricciones.
En la protesta en Shanghái, la ciudad más grande de China y centro financiero mundial, se vio a algunas personas encendiendo velas y dejando flores para las víctimas.
Otros gritaban consignas como "Xi Jinping, renuncia" y "Partido Comunista, renuncia". Algunos también sostenían pancartas en blanco.
Esta clase de demandas son algo inusual dentro de China, donde cualquier crítica directa al gobierno y al presidente puede resultar en duras sanciones.
Un manifestante le dijo a la BBC que se sintió "conmocionado y emocionado" de ver a la gente en las calles, y dijo que era la primera vez que veía una disidencia a gran escala en China.
Dijo también que los encierros lo habían hecho sentir "triste, enojado y desesperanzado", y lo habían dejado incapaz de ver a su madre enferma, que estaba en medio de un tratamiento contra el cáncer.
Otra manifestante le explicó a la BBC que a los policías se les preguntó cómo se sentían acerca de las protestas y la respuesta fue "igual que tú". Pero, dijo, "usan sus uniformes, así que están haciendo su trabajo".
Otros relataron hechos de violencia, y un manifestante le dijo a la agencia de noticias AP que uno de sus amigos había sido golpeado por la policía en el lugar, mientras que otros dos habían sido rociados con gas pimienta.
Presencia policial
Aunque la situación en Shangái se había calmado el domingo por la mañana, la BBC vio una mayor presencia policial en el área de la protesta, con varias decenas de policías, guardias de seguridad privados y policías vestidos de civil en las calles.
En otros lugares, en varias universidades chinas, aparecieron en internet fotos y videos de estudiantes que también protestaban el sábado por la noche. La multitud más grande parecía estar en la Universidad de Comunicaciones de Nanjing.
Los videos de las protestas son difíciles de verificar de forma independiente, pero muchos de ellos muestran una crítica inusualmente explícita y abierta al gobierno y su líder.
Protestas inusuales
Tessa Wong, Reportera Digital de la BBC en Asia
El incendio de Urumqi fue un escenario de pesadilla para muchos chinos que se han visto sometidos a restricciones generalizadas en los últimos meses, encerrados en sus apartamentos sin forma de escapar, según algunos relatos.
Las autoridades han cuestionado estas afirmaciones, pero esto no ha impedido que se propague la indignación pública y la ansiedad.
El incidente se ha convertido en el último punto de inflexión en la creciente frustración. Millones están cansados de tres años de restricciones de movimiento y pruebas diarias de covid.
La ira se ha extendido a todos los rincones de China, desde las principales ciudades hasta regiones remotas como Xinjiang y el Tíbet, y ha galvanizado a todos los sectores de la sociedad, incluidos los jóvenes estudiantes universitarios, los trabajadores de las fábricas y los ciudadanos comunes.
A medida que crece esta ira, las protestas contra las medidas por la covid se han convertido en algo cada vez más común. Pero incluso las manifestaciones de este fin de semana son inusuales en esta nueva normalidad, tanto en su número como en la franqueza de sus críticas al gobierno y al presidente Xi Jinping.
Salir a las calles en masa con cientos de personas pidiendo la renuncia del presidente Xi se creía impensable no hace mucho tiempo.
Pero después de una protesta dramática reciente en un puente de Beijing que sorprendió a muchos, parece haberse establecido un precedente para la expresión de una disidencia más abierta y aguda.
Otros también han optado por ondear la bandera china y cantar el himno nacional, cuyas letras defienden los ideales revolucionarios e instan al pueblo a "levantarse, levantarse".
Es una muestra de patriotismo que también podría leerse como una expresión de solidaridad con los compatriotas chinos que sufren bajo la política de covid cero de Xi, y un llamado a la acción.
Las protestas son las más recientes de una serie acelerada de manifestaciones contra las medidas de covid cero de China que también se han vuelto cada vez más audaces en las críticas al gobierno y al presidente Xi.
La estrategia de covid cero es la última política de este tipo entre las principales economías del mundo y se debe en parte a los niveles de vacunación relativamente bajos de China y al esfuerzo por proteger a las personas mayores.
Los confinamientos de último momento han causado ira en todo el país, y las restricciones de covid en general han desencadenado protestas violentas recientes desde Zhengzhou hasta Guangzhou.
A pesar de las estrictas medidas, el número de casos de China esta semana alcanzó récords históricos desde que comenzó la pandemia.