El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, manifestó este jueves su disposición a servir como mediador entre Estados Unidos y Venezuela, en medio de la creciente tensión generada por las recientes acciones de Washington contra el Gobierno venezolano.
Durante una conversación con periodistas, Lula indicó que contempla retomar el diálogo con el presidente estadounidense Donald Trump antes de la llegada de la Navidad, con el objetivo de explorar cómo Brasil podría contribuir a una salida diplomática que evite un conflicto armado en la región.
“Estoy pensando que posiblemente tenga que volver a hablar con el presidente Trump para saber cómo Brasil puede ayudar a que tengamos un acuerdo diplomático y no una guerra fratricida”, expresó el mandatario brasileño.
Lula reveló además que ya sostuvo conversaciones con el presidente venezolano Nicolás Maduro, a fin de conocer los términos y posiciones que se han planteado en la mesa de negociación con Estados Unidos, y reiteró su convicción de que las diferencias pueden resolverse sin recurrir a la guerra.
“Es posible negociar sin guerra. Siempre me preocupa qué intereses hay detrás de generar un conflicto en una región de paz como América Latina”, sostuvo, al cuestionar las motivaciones de una escalada en el Caribe.
Experiencia como mediador
El presidente brasileño recordó su experiencia previa como interlocutor regional, al señalar que fue uno de los impulsores del Grupo de Amigos de Venezuela, creado para facilitar el diálogo entre el Gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez y la administración estadounidense de George W. Bush.
“Lo mismo hago ahora con Trump y con Maduro. Yo creo en la palabra, en el poder de persuasión y de convencimiento”, afirmó Lula, al destacar que la diplomacia ofrece mejores resultados que las posturas belicistas.
En ese sentido, reiteró su disposición a colaborar tanto con Venezuela como con Estados Unidos para contribuir a una solución pacífica que preserve la estabilidad del continente.
Contexto de tensión
Las declaraciones de Lula se producen en un escenario de creciente tensión, marcado por operaciones militares estadounidenses en el Caribe y el Pacífico, así como por el anuncio de un bloqueo a buques petroleros venezolanos y la designación del Gobierno de Maduro como una “organización terrorista extranjera”.
Desde Caracas, el presidente Maduro ha rechazado las acusaciones de Washington, calificándolas de pretextos para justificar acciones hostiles, y ha reiterado que Venezuela mantendrá sus exportaciones de petróleo y hará respetar sus derechos en materia de comercio y libre navegación.
Las acciones de Estados Unidos han sido cuestionadas por varios países y actores internacionales, mientras líderes regionales, como Lula da Silva, insisten en la necesidad de priorizar el diálogo y la mediación para evitar una crisis de mayores proporciones en América Latina.















