El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, se pronunció este jueves sobre la incautación de un petrolero por parte de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela, anunciada un día antes por el presidente estadounidense, Donald Trump.
Lavrov afirmó que las autoridades estadounidenses “abordaron la cubierta del petrolero, acusándolo de transportar crudo cuya venta está prohibida”, aunque precisó que hasta el momento solo se dispone de información preliminar. También recordó que la empresa Chevron continúa operando en Venezuela y adquiriendo petróleo venezolano, por lo que llamó a esclarecer qué tipo de cargamento se transportaba.
El canciller añadió que, si bien Washington asume que tiene derecho a ejecutar este tipo de operativos, debería explicar públicamente “sobre la base de qué hechos está tomando esas medidas”, por respeto al resto de la comunidad internacional. En este sentido, insistió en que la discusión sobre seguridad marítima y combate al narcotráfico debe ser colectiva y no producto de acciones unilaterales.
La incautación del buque ocurre en medio de una escalada de tensiones entre Estados Unidos y Venezuela. Trump afirmó que su país se incautó de “un petrolero grande” en aguas cercanas al territorio venezolano y que Washington planea disponer del petróleo que transportaba, sin ofrecer mayores detalles.
La reacción internacional no se hizo esperar. El Gobierno de Venezuela calificó la operación como un “acto de piratería internacional”, acusando a EE.UU. de intentar apropiarse del crudo venezolano. La vicepresidenta Delcy Rodríguez sostuvo que la acción revela las verdaderas intenciones de Washington, recordando que Trump había declarado en el pasado su interés en obtener el petróleo del país sin contraprestación.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, también condenó el hecho y lo calificó como un “vil acto de piratería”.
Previo al incidente, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, había advertido sobre el despliegue militar estadounidense en el Caribe, señalando que busca “someter a los pueblos de la región”. Pidió a América Latina mantenerse alerta ante lo que considera una amenaza a la soberanía regional.
La operación estadounidense se desarrolla en el marco de la denominada “Lanza del Sur”, que Washington justifica como parte de su lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, organizaciones internacionales y expertos han cuestionado los fundamentos de la ofensiva, destacando que la ONU y la propia DEA coinciden en que Venezuela no es una ruta principal para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.












