La felicitación de la directora de la OMC a la gestión económica dominicana reconoce los avances en macroeconomía, comercio digital y sostenibilidad, y posiciona al país como un actor respetado en el sistema multilateral.
La economía de un país no se construye solo con cifras: también se sostiene con decisiones, visión a largo plazo y capacidad de adaptación a un mundo en constante transformación. En ese contexto, el reconocimiento que ha recibido la República Dominicana por parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC) es mucho más que una felicitación diplomática: es un aval internacional al rumbo económico que ha tomado el país.
En un encuentro en Ginebra, Suiza, la directora de la OMC, doctora Ngozi Okonjo-Iweala, felicitó al presidente Luis Abinader por los logros alcanzados en el manejo de la macroeconomía, la diversificación de sectores productivos, el impulso al comercio electrónico y la protección del medio ambiente. Esta mención no es menor, sobre todo en un escenario global que exige reformas estructurales y sostenibilidad como pilares del desarrollo.
El respaldo de un organismo como la OMC tiene un valor simbólico y práctico: reafirma el posicionamiento de la República Dominicana como un país que cumple, que participa activamente en el sistema comercial internacional y que apuesta por reglas claras y justas.
Para la economía dominicana, este respaldo también actúa como una carta de presentación ante inversionistas y socios globales: una señal de que las políticas implementadas generan confianza, estabilidad y proyección a largo plazo.
El presidente Abinader, acompañado por el representante permanente ante la OMC y la UNCTAD, doctor José R. Sánchez-Fung, reafirmó el compromiso del país con el multilateralismo, no solo como estrategia económica, sino como herramienta para afrontar desafíos comunes.
Pero el reconocimiento también implica una mayor responsabilidad: mantener la disciplina macroeconómica, profundizar las reformas en comercio digital y sostenibilidad, y garantizar que los beneficios del crecimiento se traduzcan en bienestar para toda la población.
En un mundo cada vez más interdependiente, este tipo de logros nos recuerdan que la economía dominicana no está aislada: forma parte activa de una comunidad internacional que observa, evalúa y premia el esfuerzo serio y sostenido.