Los operativos de la DIGESETT y el INTRANT contra vehículos pesados sin autorización revelan el esfuerzo por rescatar el orden vial en Santo Domingo, pero también invitan a una reflexión sobre cumplimiento, conciencia ciudadana y planificación urbana.
La movilidad urbana es, en muchas ciudades del mundo, un campo de batalla donde convergen intereses económicos, derechos ciudadanos, planificación y sostenibilidad. En Santo Domingo, ese conflicto cobra vida cada día en las principales avenidas y cruces, donde los vehículos pesados no autorizados desafían el orden y la seguridad del espacio urbano.
La Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT) y el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) están tomando cartas en el asunto mediante operativos de control y fiscalización a camiones que circulan fuera de las normas en zonas de acceso restringido (ZAR) del Distrito Nacional. Esta acción, amparada en la Ordenanza 14-2021 del Ayuntamiento y la Ley 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, busca proteger la infraestructura, reducir accidentes y mejorar la fluidez del tránsito.
Zonas como la avenida Luperón con carretera Sánchez, John F. Kennedy antes de Núñez de Cáceres o Padre Castellanos con Josefa Brea son puntos estratégicos donde la DIGESETT ha retenido vehículos que incumplen con los horarios, rutas o permisos correspondientes. El mensaje es claro: no habrá tolerancia ante la violación de las reglas que regulan el transporte de carga.
Esta medida, sin embargo, no debe verse solo como un castigo, sino como una apuesta por la modernización del tránsito y el respeto al espacio común. Limitar el paso de camiones en ciertas horas y zonas protege no solo las calles y puentes, sino también a los peatones, ciclistas y conductores que comparten esa vía. También envía una señal a empresas transportistas: la productividad no debe anteponerse al bien común ni al cumplimiento de la ley.
En un país donde muchas veces la autoridad ha sido desafiada, este tipo de operativos debe mantenerse, pero también ser acompañado de campañas educativas, coordinación con sectores empresariales y mejoras en la infraestructura de carga.
La solución al caos vial no está en más sanciones, sino en una cultura ciudadana de respeto, planificación urbana seria y voluntad política sostenida.