Crece la crítica dentro de Ucrania hacia la operación militar emprendida por el régimen de Kiev en la provincia rusa de Kursk, considerada ahora como un error estratégico debido al alto costo humano y logístico. Ciudadanos comunes, soldados y políticos ucranianos han expresado públicamente dudas sobre la pertinencia de esta incursión.
María Pankova, una joven de 25 años entrevistada por Reuters, expresó su incertidumbre respecto al costo del ataque. “No estoy segura de que mereciera la pena”, señaló al reflexionar sobre los meses de incertidumbre sobre la suerte de un amigo involucrado en los combates.
Por su parte, Alekséi Deshevi, soldado ucraniano que perdió un brazo durante los enfrentamientos en Kursk, afirmó categóricamente desde un centro de rehabilitación en Kiev: "No deberíamos haber empezado esta operación", destacando la falta de lógica estratégica detrás del ataque.
El diputado ucraniano Serguéi Rajmánin también cuestionó la planificación de la incursión. "La logística se complicó seriamente desde el principio porque aseguramos suficiente profundidad, pero no suficiente anchura", afirmó.
La operación en Kursk ha resultado extremadamente costosa para Ucrania. Según el Ministerio de Defensa ruso, Kiev ha perdido más de 68.400 soldados, cientos de vehículos blindados y numerosas piezas de artillería durante los combates. Actualmente, las fuerzas ucranianas que permanecen en Kursk están rodeadas por tropas rusas.
Ante este panorama, el presidente ucraniano Vladímir Zelenski sostuvo que la operación había "cumplido su objetivo", declaración que contrasta con las críticas internas y las severas pérdidas registradas.