Santo Domingo.-Los efectos de la onda tropical y una vaguada que simultáneamente coincidieron el fin de semana sobre gran parte del país han sido más catastróficos para el gran Santo Domingo, que los huracanes y tormenta que han tocado el país en los últimos años, debido a las pérdidas humanas y los daños materiales ocasionados.
Aunque el Centro de Operaciones de Emergencias emitió alerta para 21 provincias, en las que el gran Santo Domingo estaba en amarillo, la cantidad de lluvia sorprendió a todo el país y afectó a miles de personas que estaban en sus trabajos, a otros que estaban en sus viviendas, y hasta a las autoridades, que aunque informaron de las lluvias y no imaginaron que la capital tendría que ser declarada en estado de emergencia por los cuantiosos daños.
La ciudad colapsó luego de varias horas de continuas lluvias, que por ahogamiento y derrumbes han dejado al menos cuatro personas fallecidas y otras desaparecidas que son buscadas por las autoridades.
Las inundaciones en las avenidas del gran Santo Domingo empeoraron más de lo normal los caóticos embollamientos, que esta vez no parecía de vehículos, sino de barcos, porque muchos terminaron flotando y otros cubiertos de agua por completo.
Algunas cañadas llegaron a un volumen de agua nunca antes visto, como la 800 en el Sector Los Ríos, donde al menos 11 vehículos fueron arrastrados y dejados como chatarras, varias viviendas inundadas con los ajuares inservibles y paredes destruidas.
Pero aparte de la crecida del afluente, otro factor fue causante del daño, según propietarios de los vehículos y personas del sector, que atribuyen el daño a que un ingeniero que tiene a cargo los trabajos de arreglo de la cañada, que ejecuta la CAASD, no hizo caso a las observaciones de los dueños, quienes le pidieron que moviera una pila de material que obstaculizaba la salida, pero este no les prestó atención, aun cuando los equipos permanecían trabajando, lo que impidió que fueran movilizados, aunque lo intentaron sin éxito.
Nadie pudo mover sus autos del lugar donde siempre se estacionan, y la consecuencia fue fatal, ya que los vehículos quedaron estancados y luego arrestados aguas abajo, quedando como chatarras, algunos todavía sepultados en la cañada.
Para dar seguimiento a la situación causada, ayer acudieron la alcaldesa Carolina Mejía y los ministros José Ignacio Paliza y Víctor Bisonó.