En su primer día de regreso al Despacho Oval, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dejó claras sus intenciones hacia América Latina con una declaración contundente: “Ellos nos necesitan. Mucho más de lo que nosotros les necesitamos a ellos. Nosotros no les necesitamos. Ellos nos necesitan. Todos nos necesitan”. Estas palabras fueron dirigidas a una periodista que lo consultó sobre las relaciones futuras con Brasil y la región.
Trump también reafirmó su oposición a la decisión tomada por el expresidente Jimmy Carter en 1977 de devolver el control del Canal de Panamá al país centroamericano. Según Trump, este acto representó un error estratégico para los intereses de EE.UU.
Un enfoque más duro hacia Cuba y Venezuela
Como parte de su nueva agenda hacia América Latina, Trump incluyó a Cuba nuevamente en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, revirtiendo la decisión de su predecesor, Joe Biden. Esta acción es vista como una señal clara de endurecimiento hacia el Gobierno de Miguel Díaz-Canel y como un mensaje de apoyo a los sectores más conservadores dentro de su base política.
“Es un acto de arrogancia y desprecio por la verdad, cuyo objetivo es seguir fortaleciendo la cruel guerra económica contra Cuba”, denunció el presidente cubano, quien calificó la medida como “fraudulenta” y dirigida a reforzar una política de dominación.
Por su parte, el nombramiento de Marco Rubio como secretario de Estado también refuerza la política de tensión hacia los países alineados con el Gobierno cubano y con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Rubio, conocido por su oposición a la normalización de relaciones con La Habana, podría liderar nuevas sanciones y medidas de aislamiento hacia estos gobiernos.
Reacciones y perspectivas
Las declaraciones de Trump y las primeras medidas de su segunda administración han generado reacciones mixtas en la región. Mientras algunos sectores ven en estas acciones una reafirmación del liderazgo estadounidense, otros critican el tono confrontativo y las posibles consecuencias económicas y diplomáticas.
Analistas políticos anticipan un aumento de las tensiones entre Estados Unidos y América Latina en los próximos meses, especialmente en temas como la migración, el comercio y los derechos humanos.