China ha dado un paso gigante en la ciencia con la construcción del detector esférico transparente más grande del mundo, ubicado a 700 metros bajo tierra en la provincia de Guangdong. Este innovador proyecto, conocido como el Observatorio Subterráneo de Neutrinos de Jiangmen (JUNO), tiene como objetivo capturar neutrinos, también llamados "partículas fantasma", para ayudar a los científicos a desentrañar algunos de los mayores misterios del universo.
La esfera acrílica, que mide 35,4 metros de diámetro y tiene el tamaño de un edificio de 12 pisos, es la pieza central del observatorio. El detector está diseñado para estudiar la jerarquía de masas de los neutrinos, lo que podría tener profundas implicaciones para la comprensión del origen y la evolución del cosmos.
El proyecto, lanzado en 2015 por la Academia de Ciencias de China y el gobierno de Guangdong, ha entrado en su fase final. Se espera que la instalación esté completamente operativa en agosto de 2025, según informó el Instituto de Física de Altas Energías (IHEP), institución líder en el desarrollo del observatorio.
Avances en la detección de neutrinos
El jefe científico de JUNO, Wang Yifang, destacó que esta instalación permitirá a los científicos realizar estudios pioneros sobre supernovas, así como neutrinos solares y atmosféricos. Con una resolución de energía sin precedentes del 3%, el observatorio será capaz de detectar neutrinos provenientes de reactores nucleares cercanos, como los de Yangjiang y Taishan.
El observatorio JUNO está diseñado para operar durante al menos 30 años, lo que lo convierte en uno de los proyectos de investigación más longevos y ambiciosos en su campo. Además, su diseño y ubicación subterránea, bajo una capa de granito, protegerán el detector de las interferencias radiactivas, lo que garantizará resultados más precisos en la búsqueda de estas partículas elusivas.
Una nueva frontera para la ciencia
Los neutrinos, partículas casi sin masa y que apenas interactúan con la materia, han sido un enigma para la comunidad científica durante décadas. La captura de estos "fantasmas" cósmicos podría revolucionar el entendimiento de la física moderna, ofreciendo pistas cruciales sobre los procesos más fundamentales del universo.