Este viernes 27 de septiembre, Israel lanzó un ataque aéreo contra el cuartel general de Hezbolá en el sur de Beirut, utilizando aviones F-35 y bombas perforantes, según informó la cuenta oficial de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). El bombardeo se produjo en el barrio de Dahiye, una zona controlada por Hezbolá, tras recibir informes de que Hassan Nasrallah, líder de la organización, había llegado al búnker subterráneo ubicado en esa área.
El portavoz de las FDI, el contraalmirante Daniel Hagari, afirmó que la sede de Hezbolá se encontraba debajo de edificios residenciales, acusando al grupo chiita de utilizar a la población civil libanesa como "escudos humanos". Testigos en la zona reportaron fuertes explosiones y grandes cráteres en las calles tras el bombardeo.
La cadena Fox News confirmó que el objetivo principal del ataque era Nasrallah, aunque la agencia iraní Tasnim informó que el líder de Hezbolá se encuentra en un "lugar seguro". El Ministerio de Salud del Líbano ha informado que el ataque dejó al menos dos muertos y 76 heridos, y que entre seis y nueve edificios resultaron completamente destruidos o gravemente dañados.
Las comunicaciones de telefonía fija y móvil en la zona fueron interrumpidas, presuntamente para evitar que se filtrara información desde la milicia chiita. Según reportes, varios edificios residenciales con familias en su interior quedaron destruidos por las bombas israelíes.
El primer ministro interino del Líbano, Nayib Mikati, criticó duramente el ataque, señalando que "Israel no está interesado en los esfuerzos por lograr un alto el fuego". La comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos, había instado a una tregua de 21 días entre Israel y Hezbolá, mientras las tensiones en la región continúan escalando.