El líder del grupo chiita Hezbolá, Hassan Nasrallah, calificó las explosiones masivas que ocurrieron en todo el Líbano durante los días 17 y 18 de septiembre como una "declaración de guerra" y una "masacre" perpetrada por Israel. En un discurso pronunciado este jueves, Nasrallah afirmó que las explosiones, que afectaron a hospitales, mercados, locales comerciales y viviendas, fueron parte de una operación coordinada que buscaba matar a miles de personas en cuestión de minutos.
"El enemigo quiso matar al menos a 5.000 personas en cuestión de minutos", declaró el líder de Hezbolá, asegurando que esta acción fue un golpe sin precedentes en la historia del Líbano y posiblemente en el mundo. Nasrallah añadió que se han formado comités internos de investigación para estudiar todas las hipótesis y prometió que Hezbolá responderá al ataque.
Las explosiones y la respuesta de Hezbolá
Las explosiones de buscapersonas, conocidas como "beepers", ocurrieron en todo el Líbano, dejando más de 30 muertos y miles de heridos. Según fuentes de inteligencia citadas por medios internacionales, Israel habría preparado la operación, refiriéndose a los dispositivos como "botones" que podían activarse cuando lo consideraran oportuno.
Aunque Israel no ha admitido oficialmente su implicación en los ataques, funcionarios israelíes con conocimiento de la operación confirmaron al New York Times que Tel Aviv estaba detrás de las explosiones. Hezbolá ha prometido una respuesta contundente ante lo que considera una "agresión criminal".
Contexto y posibles consecuencias
Este ataque ha elevado las tensiones en la región a niveles críticos, y Hezbolá ha advertido que podría tratarse de una escalada que podría desencadenar mayores enfrentamientos. Israel, por su parte, no ha comentado oficialmente sobre la operación, pero el Ministro de Defensa israelí mencionó que el país está entrando en "una nueva fase de la guerra".