En la noche número 758 de invasión rusa sobre Ucrania, el ejército de la Z lanzó el peor 'blitz' que se recuerda desde el 24 de febrero de 2022. Más de 60 drones Shaheed y unos 90 misiles de diferentes tipos (151 en total), incluyendo de crucero y balísticos, impactaron en varias ciudades ucranianas contra infraestructuras civiles. La capital, Kiev, fue bombardeada por 31 misiles, incluyendo los hipersónicos Kinzhal. Ucrania asegura que derribó 92 de los 151.
Rusia buscaba, de nuevo, destruir centrales energéticas y lo consiguió en varios lugares, como Járkiv y Dnipro, donde se han quedado a oscuras. En esta segunda ciudad los misiles cayeron sobre las turbinas de la central hidroeléctrica construida sobre la presa, que no ha resultado dañada en su estructura. Por culpa del ataque, la línea eléctrica que alimenta la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por las tropas de la Z desde el principio de la guerra, se ha quedado sin suministro.
Estos dos días han sido casi 200 proyectiles los que ha lanzado el régimen de Moscú sobre Ucrania. Vladimir Putin ya ha comprobado el escaso compromiso del Congreso de EEUU, que ha congelado las ayudas militares, y la lentitud de respuesta de Europa. Por eso sabe que a Ucrania se le acaba la munición antiaérea y que su capacidad de derribar drones y misiles merma cada día. Si no se revierte la situación, en pocas semanas las ciudades ucranianas quedarán a merced de las bombas rusas sin que nada las detenga. Varios expertos han advertido ya de que la capacidad de Ucrania de derribar misiles pasará de cuatro derribos cada cinco misiles a uno de cada cinco en semanas.
El presidente Zelenski ha escrito en su perfil de la red social X: "El mundo ve con la mayor claridad posible los objetivos de los terroristas rusos: centrales eléctricas y líneas de suministro de energía, una presa hidroeléctrica, edificios residenciales corrientes e incluso un trolebús. Rusia está en guerra con la vida cotidiana de la gente. Mi más sentido pésame a los seres queridos de los asesinados por este terror". El ataque ha dejado al menos tres muertos y varios desaparecidos.
Los misiles alcanzaron objetivos civiles en Járkiv, Zaporiyia, Sumy, Poltava, Dnipro, Odesa, Vinnytsia e Ivano-Frankivsk. Los proyectiles lanzados incluyen misiles de Corea del Norte, comprados por Rusia a la dictadura de los Kim para llenar sus arsenales. La guerra es tan asimétrica que mientras que Europa impide usar su armamento contra territorio ruso, Rusia no duda en emplear contra Ucrania todo lo que ha adquirido de sus dictaduras aliadas, incluyendo Pyongyang y Teheran.
En una exclusiva de The Wall Street Journal publicada este viernes se detalla cómo Estados Unidos ha pedido a Ucrania que deje de atacar las refinerías rusas con drones "para evitar un alza descontrolada en el precio del petróleo". De nuevo, la asimetría: Rusia puede atacar centrales energéticas de Ucrania, pero Kiev no puede hacer lo mismo, aún cuando se trata del método más efectivo encontrado hasta la fecha para desgastar a la economía rusa ante la ineficiencia de las sanciones.
"Los misiles rusos no sufren retrasos, a diferencia de los paquetes de ayuda para Ucrania. Los drones Shahed [de origen iraní] no son indecisos, a diferencia de algunos políticos. Es fundamental comprender el coste de los retrasos y las decisiones pospuestas", escribió Zelenski.
La red energética de Ucrania está recibiendo asistencia urgente de Polonia, Rumania y Eslovaquia, ya que los misiles han dejado a un millón de personas sin electricidad, según admitió el operador de la red nacional Ukrenergo.