De. Isaías Ramos
En este crucial momento de nuestra historia, la República Dominicana se encuentra en una encrucijada que pone a prueba el tejido mismo de nuestra sociedad. Nos enfrentamos a un gobierno y una oposición aparentemente más comprometidos con la perpetuación de un sistema político corrupto y excluyente que con atender los auténticos desafíos que encara nuestra nación. Esta situación alarmante no es un momento para la indiferencia; es un llamado a la valentía, a la determinación y al compromiso activo de cada ciudadano dominicano.
Debemos emprender una profunda reflexión colectiva sobre la dirección que deseamos para nuestro país. No podemos seguir aceptando promesas vacías y la continuación de un statu quo que profundiza la corrupción, amplía la desigualdad y compromete las aspiraciones de nuestro pueblo. Nuestra rica historia está marcada por historias de resistencia y triunfos frente a grandes adversidades, y es precisamente ese espíritu indomable el que hoy debe inspirarnos para impulsar un cambio real y significativo.
Es imperativo ir más allá de las soluciones temporales y las respuestas superficiales que nos han sido ofrecidas durante décadas. Es tiempo de comprometernos con la creación de un proyecto de nación que refleje nuestras más altas aspiraciones, valores y el legado que deseamos dejar para las futuras generaciones. Un proyecto que no solo busque el desarrollo y el progreso económico, sino que también nutra el alma de nuestra nación, fortaleciendo nuestra identidad, cultura y el sentido de comunidad.
El llamado del Frente Cívico y Social a la acción es más urgente que nunca, resonando con la gravedad de la crisis que enfrentamos: ¡Despierta, República Dominicana! No podemos permitirnos permanecer pasivos, observando cómo se desvanecen las oportunidades y el potencial de nuestra querida tierra. Se nos convoca no solo a defender nuestros derechos inalienables, sino a ser protagonistas activos en el proceso de cambio, llevando adelante la visión de nuestros libertadores.
Este es el momento de demostrar nuestro amor y compromiso con la patria, de unificar nuestras voces, nuestras manos y nuestros corazones, y trabajar juntos hacia una República Dominicana marcada por la equidad, la libertad y la abundancia. Por el bienestar de nuestras familias, por el brillante futuro que nuestros hijos merecen, es crucial que actuemos con una determinación inquebrantable y mantengamos viva la llama de la esperanza.
Juntos, podemos y debemos iniciar el amanecer de una nueva era, un tiempo en el que cada dominicano pueda vivir una vida plena, digna y rica en oportunidades. Este es nuestro derecho, nuestro deber y nuestro destino. Con valentía y unidad, forjemos el futuro luminoso que nuestra nación merece, asegurando que las generaciones venideras hereden un país transformado, justo y próspero.
Este llamado del FCS no es solo una invitación a la acción, sino un compromiso con la transformación. La tarea que tenemos por delante es grande, pero juntos, como una nación unida, podemos superar cualquier obstáculo. No dejemos que el desánimo nos venza; la historia nos ha demostrado que somos capaces de grandes hazañas cuando enfrentamos los desafíos con coraje y determinación. Es hora de escribir el próximo capítulo de nuestra historia, uno que esté marcado por el orden, la justicia, la inclusión y la prosperidad para todos.
¡Despierta, RD!