Dr. Isaías Ramos
En este diciembre, mientras las calles se alborotan y las actividades festivas se incrementan, mi corazón se llena de un llamado urgente, un eco de la realidad que nos envuelve. ¿Cuánto más permitiremos que una clase política sin escrúpulos despoje a nuestra amada República Dominicana de su dignidad, riqueza y prosperidad?
En el cálido espíritu navideño, la reflexión se convierte en la brújula que nos guía hacia la acción, hacia un despertar colectivo. A lo largo de las décadas, hemos sido testigos de una narrativa indignante, una historia tejida con hilos de corrupción y desfalco. Nuestra nación, rica en cultura y potencial, ha sido saqueada impunemente por aquellos que deberían protegerla.
Las arcas nacionales, fuentes de progreso y bienestar, han sido víctimas de la codicia desenfrenada de una clase política que ha perdido completamente el sentido ético y moral. Es hora de preguntarnos, con sinceridad y valentía, ¿Hasta cuándo toleraremos este atropello a nuestra patria? Este llamado no es solo a la reflexión, sino a la acción.
El Frente Cívico y Social se alza como un faro de esperanza, una invitación a todos los ciudadanos conscientes a unirse en esta causa común. Es momento de superar las diferencias y abrazar la unidad por el bien de la integridad, la justicia y el bienestar colectivo.
Mientras nos sumergimos en la calidez de la Navidad, el amor al prójimo y la solidaridad se convierten en nuestras guías. Este diciembre, no solo intercambiemos regalos y buenos deseos, sino también interrogantes. ¿Qué legado queremos dejar a las generaciones venideras? ¿Permitiremos que la corrupción y la impunidad continúen siendo la sombra que oscurece nuestro futuro?
En este momento de reflexión, cada dominicano tiene el poder de ser un agente del cambio. La Navidad, más allá de las festividades, nos llama a renovar nuestro compromiso con nuestra patria y nuestros conciudadanos. Que este llamado resuene en cada rincón de nuestra tierra, despertando a un país que se niega a ser gobernado por la avaricia, la codicia y la falta de principios.
En el FCS comprendemos que cada voz cuenta. Hagamos de esta temporada navideña más que una celebración, convirtámosla en un renacimiento de nuestra determinación colectiva. Enfrentemos la corrupción y las intenciones de despojo con la misma fuerza con la que abrazamos la esperanza. Que cada denuncia, cada acto de transparencia, sea una luz que disipe las sombras que han oscurecido nuestra tierra.
Este diciembre, unámonos con voluntad inquebrantable y tejamos una red de solidaridad y acción. Que nuestras palabras no se pierdan en el viento, sino que resuene como un himno de cambio. Construyamos un futuro donde la integridad sea la base sobre la cual edificamos nuestra amada patria.
Que estas palabras no solo alcancen la mente, sino que se aniden en el corazón de cada lector. Que este llamado a la reflexión y acción despierte emociones profundas, un anhelo compartido de un país donde la justicia y la honestidad sean más que meras palabras. En este diciembre, que nuestra unión sea el regalo más preciado que le damos a nuestra nación. ¡Despierta y brilla, porque la transformación comienza en el corazón de cada uno de nosotros!