Un nuevo escándalo sacude el fútbol brasileño. La Fiscalía del estado de Goiás (centro-oeste del país) investiga la presunta manipulación de partidos de fútbol por parte de varios futbolistas vinculados a una banda criminal dedicada a las apuestas deportivas en línea.
"Ante los indicios de manipulación de resultados en competiciones deportivas, con repercusión interestatal e incluso internacional, determiné que se inicie una investigación por parte de la Policía Federal", aseguró el ministro de Justicia, Flávio Dino.
En concreto, se investigan los supuestos fraudes en 13 partidos del Campeonato de Brasileño, conocido como 'Brasileirão', en 2022, así como otros cuatro encuentros disputados a nivel de las ligas de los estados ese mismo año.
Por el momento, la Justicia aceptó la denuncia presentada por la Fiscalía contra 16 investigados, entre ellos siete futbolistas: Eduardo Bauermann (Santos), Igor Cariús (Sport), Víctor Ramos (Chapecoense), Paulo Miranda (Náutico), Fernando Neto (Sao Bernardo), Matheus Gomes (Sergipe) y Gabriel Tota (Ypiranga).
El Ministerio Público señala que durante los partidos se produjeron 23 hechos delictivos, ya que los jugadores se comprometieron a cometer penaltis o forzar tarjetas amarillas o rojas para favorecer a las mafias.
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) exigió "castigos ejemplares" para los futbolistas e informó que el campeonato no será suspendido porque las denuncias se refieren a partidos disputados el año pasado.
El caso
A finales de 2022, las autoridades lanzaron la Operación Penalidad Máxima, tras la denuncia presentada por el presidente del Vila Nova-GO, Hugo Jorge Bravo. En los allanamientos realizados se incautaron ordenadores y celulares en los domicilios de varios jugadores.
Se llegó a la conclusión de que el mediocampista Romário, del Vila Nova-GO, aceptó una oferta de 150.000 reales (unos 30.000 dólares) para provocar un penalti en un partido contra el Sport en el 'Brasileirão'.
También se accedió a conversaciones entre el futbolista Fernando Neto con Bruno López, considerado uno de los líderes de la mafia. "Solo faltó atacar al árbitro para que sucediera alguna cosa", dijo Neto. Y continuó: "Lo intenté todo, pero ese hijo de puta no me expulsó".
La Fiscalía cree que el grupo criminal cooptaba a jugadores con ofertas que oscilaban entre los 50.000 y 500.000 reales (10.000 y 100.000 dólares) para amañar los juegos, lo que llevó a la banda a obtener grandes ganancias en las apuestas.
Por el momento, nueve jugadores han sido suspendidos de sus equipos tras ser mencionados en el caso.
Según Folha de Sao Paulo, los jugadores involucrados pueden ser suspendidos hasta por dos años, según el código disciplinario del Tribunal Superior de Justicia Deportiva, pero si alguno hubiese reincidido varias veces en el delito, podría ser inmediatamente expulsado.
De ser considerados responsables de los delitos de asociación delictuosa, blanqueo de capitales y corrupción en el deporte, las condenas varían entre los dos y 8 años de prisión, con multa.