Dr. Isaías Ramos
Nuestro pueblo se empobrece cada vez más bajo un modelo de neoliberalismo salvaje que es opuesto, incluso, a los criterios de un Estado Social y Democrático de Derecho consagrados en los artículos 7 y 8 de nuestra constitución. Sin embargo, nuestra clase política, la misma que impulsó esta constitución, ha convertido una economía de mercado en una sociedad de mercado en la cual el dinero controla el acceso a todos los bienes básicos y esenciales. Todos sus servicios han pasado de ser un derecho social adquirido a un privilegio al que solo acceden quienes tienen posibilidades, mientras unos pocos se lucran.
Este sistema castiga al pobre y a la clase media para beneficiar a unos pocos privilegiados y endeuda a nuestros hijos y nietos. La rapacidad de estas élites está dictada por sus mundos de opulencia y hábitos distorsionados de acumular riquezas y poder sin ninguna lógica de productividad. Desprecian la producción nacional creadora de riqueza y justifican los incentivos fabulosos al "consumo" para favorecer a una plutocracia económica y financiera insaciable, mientras los ingresos de la clase media y pobre se estancan o incluso caen.
Su relato y argumento para implantar este sistema distorsionado y amoral es una vulgar mentira. Ignora el éxito del desarrollo guiado por el Estado, como lo fue en Singapur, Taiwán, China, Corea del Sur, la Europa de la posguerra y el propio Estados Unidos de América con el New Deal de Roosevelt, buscando un porvenir promisorio para sus pueblos incluso fueron capaces de nacionalizar sectores clave y estratégico para su plan de desarrollo. Lamentablemente, los que nos gobiernan prefieren inventar el cuento de que "todo fue guiado por el mercado; la mano invisible del Estado se transformó en la mano invisible del mercado". Y es que en su mundo no existe un comportamiento moral, solo es de “conveniencia” o “inconveniencia” para sus intereses particulares. Por eso abusan de la falta de conocimiento y conciencia de la población para falsificar la verdad.
Nuestra sociedad proviene de principios y valores cristianos donde existe una línea entre lo bueno y lo malo. Sin embargo, a medida que este neoliberalismo se consolida, percibimos que el contenido moral se va abandonando. Este neoliberalismo, que cada día se impone con más crudeza, es una aberración peligrosa en tiempos tan turbulentos como los que estamos viviendo, porque prometen cosas que unos mercados incontrolados no pueden ofrecer y que podrían ser causa de implosiones sociales que no benefician y solo perjudican a todo el conglomerado social.
En el Frente Cívico y Social estamos convencidos de que el fin de un modelo económico, en primer lugar, debe ser sostenible con el tiempo y debe crear bienestar para todos sus ciudadanos, sacando al mayor número de personas de la pobreza. Uno de los modelo económico probado en el mundo como efectivo es el capitalismo coordinado o planificado, en el que el Estado juega un papel activo en la dirección y planificación de la economía, guiando y apoyando la creación de riqueza. En este sistema el gobierno colabora con empresas y otros actores económicos para establecer objetivos y estrategias, facilitando y respaldando la producción nacional. A diferencia del neoliberalismo, el capitalismo coordinado busca equilibrar los intereses del mercado con el bienestar social, promoviendo la sostenibilidad, la equidad y el cumplimiento de los derechos económicos y sociales consagrados en las leyes y nuestra constitución. El capitalismo coordinado o planificado es el modelo que el FCS propugna instaurar, para traer progreso y desarrollo a todos los dominicanos.
¡Despierta, RD!