Jair Bolsonaro, presidente de Brasil de 2019 a 2022, ha sido interrogado por la policía este miércoles por la sospecha de que fue uno de los incentivadores del asalto golpista del 8 de enero, el ataque más grave contra la democracia brasileña en décadas.
El anterior mandatario ha llegado a la principal comisaría de Brasilia poco antes de las nueve de la mañana, los agentes le han tomado declaración y se ha ido sin hacer declaraciones dos horas después.
El principal indicio contra el líder de la oposición brasileña es un vídeo que compartió brevemente en redes sociales dos días después de la invasión violenta, cuyo contenido volvía a insistir falsamente en que la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva fue fraudulenta.
La estrategia de la defensa es que aquel video acabó en el Facebook de Bolsonaro por error. “Fue por equivocación, tanto que poco después, a las dos o tres horas, fue advertido e inmediatamente lo retiró”, ha declarado uno de sus abogados a la salida, según informa el diario O Globo.
El letrado ha usado como argumento la supuesta torpeza del político de extrema derecha: “El vídeo fue colgado en la página de Facebook del presidente cuando intentaba enviar el archivo a su WhatsApp para verlo después”. El encarado de manejar las redes sociales de Bolsonaro es desde hace años su segundo hijo, el concejal Carlos Bolsonaro, al que su padre reconoce buena parte del mérito de su victoria en 2018.
El interrogatorio al anterior jefe del Estado se produce al día siguiente de que cien de los detenidos por los actos golpistas fueran formalmente acusados por el Tribunal Supremo de delitos como abolición violenta del Estado de derecho.
Lula había tomado posesión una semana antes con una fiesta multitudinaria en la plaza de los Tres Poderes, formada por las sedes del Congreso, de la Presidencia y el Tribunal Supremo. Al domingo siguiente, miles de seguidores de Bolsonaro enarbolando banderas de Brasil asaltaron esos mismos edificios, el corazón de la democracia brasileña, mientras buena parte de las fuerzas de seguridad hacían caso omiso o incluso los escoltaban. Casi 1.400 personas fueron detenidas.