Los parientes de la locutora asesinada comunicadora Chantal Jiménez decidieron velar sus restos en la intimidad familiar y solicitaron a la prensa privacidad a la entrada a la funeraria donde son expuestos sus restos.
"Por respeto a la familia, por favor, no queremos que entren", pidió una joven a todos los miembros de la prensa que quedaron fuera de la funeraria Espíritu de Dios, en Santo Domingo.
En tanto que, a su llegada a la funeraria, el padre de Jiménez, no pudo contener el llanto mientras se lamentaba al sentirse traicionado.
"Yo no sabía que él podía hacerme eso a mí. Se me fue mi vida", decía Roque Jiménez mientras se refugiaba en los brazos de un caballero, a quien le decía "mi hermano".
La muerte de Chantal, de 25 años, de un disparo en la cabeza, igual que la de su asesino, ocurrió en la Urbanización Fernández, en el Distrito Nacional, a donde la joven habría ido a esperar a su padre.
Roque dijo que su hija estaba trabajando y, antes de salir, le llamó para pedirle que la fuera a buscar. Mientras, se trasladó a la casa de una amiga a donde la habría encontrado su verdugo.