La Marina brasileña hundió este viernes el portaaviones “Sao Paulo” en sus aguas territoriales del océano Atlántico debido a que cargaba desechos tóxicos tras permanecer cinco meses sin rumbo fijo luego de que ningún puerto aceptara su atraco.
El ente suramericano señaló a través de un comunicado que “el procedimiento fue dirigido con la competencia técnica y la seguridad necesaria para evitar perjuicios de orden logístico, operacional, ambiental y económico al Estado brasileño”.
El hundimiento de la embarcación vendida como chatarra en 2022 fue ejecutado a 350 kilómetros del litoral brasileño en una zona con una profundidad aproximada de 5.000 metros tras ser autorizado por la Justicia federal.
Según la Marina, la empresa, que adquirió la embarcación para desmontarla y hacerla chatarra, nunca obtuvo la autorización de un puerto, luego de que no implementara las medidas pertinentes de seguridad.
De acuerdo con la Procuraduría, el portaviones, que antiguamente fuera el mayor navío militar de Brasil, transportaba 9,6 toneladas de amianto (asbesto), componente altamente tóxico y cancerígeno, así como 644 toneladas de pintura, entre otros materiales.
El “Sao Pablo” de 266 metros de eslora, anteriormente denominado “Foch”, fue construido en Francia en el año 1963 y vendido a Brasil en 2001 por 12 millones de dólares. No obstante, en 2017 fue desactivado debido a su poca funcionalidad.
Posteriormente, el portaviones fue vendido a un astillero turco especializado en el desarme de barcos. Sin embargo, la embarcación nunca arribó a puerto otomano debido a la negativa de las autoridades de ese país.