Conocemos muy poco del interior de nuestro planeta… y resulta que se están produciendo importantes cambios.
Según han descubierto varios investigadores de la Universidad de Pekín, en China, el núcleo de la Tierra se ha ido frenando en los últimos años, y podría haber cambiado de dirección. Un nuevo movimiento que influirá en el clima, el norte magnético, y en la duración de los días.
Sabemos muy poco del interior de la Tierra, porque apenas podemos arañar su superficie. Lo más profundo que hemos cavado fue hace más de 50 años, el Pozo Superprofundo de Kola, en Rusia, que apenas alcanza los 12 kilómetros de profundidad. La altísima presión colapsó el agujero y las herramientas. 12 Kilómetros frente a los 6.300 Kilómetros que hay hasta el núcleo de la Tierra.
Nuestro planeta tiene varias capas, que a su vez se dividen en capas más pequeñas: la corteza, que forma la superficie, el manto, el núcleo externo, y el núcleo interno:
Lo que nos interesa es el núcleo interno: una bola de hierro y níquel del tamaño de Plutón, unos 2.300 Kilómetros de diámetro, cuya temperatura supera a la de la superficie del Sol: más de 5.000 grados centígrados. Como para bajar ahí… Eso sí, el Sol tiene temperaturas más calientes en otras zonas, de hasta 15 millones de grados centígrados…
El núcleo interno es el responsable del magnetismo de la Tierra, y gracias a él existe la vida en nuestro planeta. Este magnetismo es el que desvía las peligrosas ondas radioactivas que llegan a la Tierra.
La clave está en los terremotos
No podemos bajar hasta el centro de la Tierra, pero sí podemos estudiar su interior con ayuda de… los terremotos, y los movimientos sísmicos. Los terremotos generan ondas que se transmiten hacia el interior de la Tierra, y viceversa, cambiando su longitud de onda según los materiales que atraviesan. Así se ha conseguido conocer la composición de las diferentes capas de la Tierra.