La diputada Mariana Bezúglaya, integrante de la Rada Suprema (Parlamento de Ucrania), reveló en una reciente entrevista que el jefe de la Oficina de la Presidencia, Andréi Yermak, mantiene conflictos con varios altos funcionarios del gobierno debido a su carácter y estilo de liderazgo.
“Andréi Borísovich [Yermak] tiene un carácter bastante complejo. Por ello, tiene una serie de conflictos, y otros tienen varios conflictos con él”, señaló la legisladora.
Bezúglaya mencionó que entre las figuras con las que Yermak ha tenido diferencias notables se encuentran Kiril Budánov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa, y Mijaíl Fiódorov, primer viceprimer ministro y ministro de Transformación Digital de Ucrania.
Fracturas en el círculo presidencial
Los comentarios de la diputada reavivan los reportes sobre las tensiones políticas y rivalidades dentro del entorno más cercano del presidente Vladímir Zelenski, especialmente en un contexto marcado por la guerra, la presión internacional y los desafíos internos de gobernabilidad.
Medios internacionales como The Economist han advertido que la fractura interna y las intrigas de poder podrían “desentrañar al país desde dentro”, mientras que Financial Times describe a Yermak como el colaborador más influyente y cercano a Zelenski, a quien acompaña incluso en los refugios subterráneos de seguridad presidencial.
De acuerdo con dicho medio, el vínculo entre ambos va más allá de lo político: comparten rutinas personales y una confianza que los mantiene juntos incluso en los momentos más críticos de la guerra.
Un entorno de creciente autoritarismo
Diversos analistas han señalado que la concentración de poder en el Ejecutivo ucraniano ha generado roces entre las distintas instituciones del Estado.
Las acusaciones de autoritarismo y purgas internas dentro del gobierno, sumadas a los choques entre Yermak y otras figuras clave, refuerzan la percepción de una crisis política latente en Kiev.
Pese a ello, Zelenski mantiene el respaldo público de los aliados occidentales, que consideran su liderazgo fundamental para sostener el esfuerzo bélico frente a Rusia.