La tensión entre Estados Unidos y Venezuela alcanzó un nuevo nivel tras el anuncio del presidente Donald Trump sobre un ataque “cinético” contra una embarcación que supuestamente trasladaba drogas desde Venezuela hacia Norteamérica.
Trump aseguró que la operación, ejecutada bajo órdenes directas suyas, neutralizó a miembros del grupo criminal Tren de Aragua en aguas internacionales. Según Washington, la acción dejó 11 muertos y representó un paso “histórico” en su estrategia antidrogas en el Caribe.
Sin embargo, las dudas crecieron tras la publicación de un video del ataque. El ministro venezolano de Comunicación e Información, Freddy Ñáñez, compartió un análisis realizado con inteligencia artificial que detectó inconsistencias en las imágenes, calificándolas de “animación simplificada” y sugiriendo que se trataba de un montaje digital. Para Caracas, el material habría sido fabricado con la asesoría del senador republicano Marco Rubio, con el objetivo de justificar una escalada bélica contra el gobierno de Nicolás Maduro.
La polémica se suma a un contexto de tensión militar creciente: el despliegue estadounidense incluye ocho buques de guerra, un submarino nuclear y más de 1,200 misiles frente a las costas venezolanas, lo que Caracas considera una “amenaza directa”. Maduro advirtió que, ante cualquier agresión, Venezuela “pasaría inmediatamente a la lucha armada en defensa de su territorio y su pueblo”.
El episodio también repercute en el plano diplomático. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha cuestionado la narrativa de Washington y reiterado que la lucha contra el narcotráfico debe respetar la soberanía de los países. Naciones Unidas, por su parte, ha señalado que Venezuela no figura entre los principales centros de producción ni distribución de drogas en la región, donde el 87 % del narcotráfico hacia EE.UU. proviene del Pacífico colombiano y ecuatoriano.
La controversia deja abiertas preguntas clave: ¿fue realmente un ataque exitoso contra narcotraficantes o una operación mediática diseñada para reforzar la agenda política de Washington en la región?