El presidente ruso, Vladímir Putin, llegó este domingo a China en el inicio de una visita oficial de cuatro días que ha sido catalogada como “sin precedentes” por la diplomacia de Moscú y Pekín.
Putin fue recibido en el aeropuerto con una alfombra roja y guardias de honor militares, antes de abordar una limusina Aurus de fabricación rusa con matrícula diplomática china.
Durante su estancia, el mandatario participará en la 25ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en la ciudad de Tianjin, los días 31 de agosto y 1 de septiembre. El Kremlin adelantó que Putin sostendrá al menos diez reuniones bilaterales con jefes de Estado y de Gobierno, además de otros encuentros que aún se negocian.
Posteriormente, se trasladará a Pekín, donde mantendrá una reunión trilateral con Xi Jinping y el presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, además de otro encuentro con el primer ministro indio, Narendra Modi, quien regresa a China tras siete años de ausencia.
El momento más simbólico de la visita ocurrirá el 3 de septiembre, cuando Putin participe como invitado principal en el desfile militar conmemorativo por el 80.º aniversario de la victoria en la guerra de resistencia contra la agresión japonesa y el fascismo. En el evento, se prevé que Putin se siente a la derecha de Xi Jinping, mientras que Kim Jong-un ocupará el asiento a su izquierda, en una imagen que refuerza la alianza estratégica entre Moscú, Pekín y Pionyang.
La visita, que culminará antes del Foro Económico Oriental en Vladivostok, reafirma la cercanía entre Moscú y Pekín, que ambos líderes han descrito como el nivel más alto y estable de cooperación en décadas, en contraste con el deterioro de sus relaciones con Occidente.