Por la Dra. Jenifer Alexandra Moquete Abreu
La terapia genética y la edición genética representan una de las fronteras más esperanzadoras —y a la vez desafiantes— de la medicina moderna. Estas técnicas permiten intervenir directamente en el ADN para corregir enfermedades de origen genético, abriendo la puerta a tratamientos curativos para males que hasta ahora solo se podían manejar, pero no sanar.
Entre las tecnologías más conocidas se encuentra CRISPR-Cas9, una herramienta que actúa como una especie de “tijera molecular” capaz de cortar y reemplazar secuencias específicas del genoma. Esta técnica ya ha sido utilizada experimentalmente para tratar enfermedades como la anemia falciforme, la distrofia muscular y algunos tipos de cáncer.
En el ámbito clínico, también avanza el uso de terapia génica viral, en la cual genes funcionales se introducen en células enfermas mediante vectores (generalmente virus modificados), con resultados prometedores en enfermedades como la hemofilia o ciertas inmunodeficiencias.
Aunque estos avances son esperanzadores, también plantean dilemas éticos: ¿debería permitirse la modificación genética en embriones? ¿Qué pasa con el acceso desigual a estas terapias por su alto costo?
En la República Dominicana, el desafío es doble: garantizar la formación de profesionales capacitados y establecer regulaciones claras que protejan al paciente sin frenar la innovación.
¿Estamos listos para abrirle la puerta a una medicina que reescribe nuestra biología?