Ucrania lanzó este lunes un ataque con drones contra la estación de refinería de Kropotkinskaya, ubicada en la región rusa de Krasnodar. Esta instalación transporta petróleo del Consorcio del Oleoducto del Caspio, que abastece principalmente a los mercados europeos.
La mayor parte del crudo que circula por esta refinería es de origen kazajo y pertenece a empresas estadounidenses y europeas. La compañía estadounidense Chevron es el principal inversor en el consorcio y financió aproximadamente el 30 % de los costos de construcción del oleoducto. El ataque podría reducir el bombeo de petróleo desde Kazajistán en un 30 %, con un tiempo estimado de reparación de entre mes y medio y dos meses, según la empresa rusa Transneft.
"Rusia sigue recibiendo golpes en refinerías. Habrá un ajuste de cuentas por el terror de los ucranianos", declaró Andréi Yermak, jefe de la Oficina del presidente en su canal de Telegram.
Reacciones desde Rusia
El expresidente ruso Dmitri Medvédev comparó la acción de Ucrania con "un animal rabioso que muerde a su dueño". Medvédev destacó que la cuota de empresas estadounidenses en el suministro de petróleo a través del Consorcio del Caspio superó el 40 % en 2024, mientras que las compañías occidentales combinadas controlan más del 65 % del suministro.
"El régimen neonazi de Kiev, por supuesto, lo sabía. Y a pesar de su suprema dependencia de Washington, golpeó deliberadamente los activos de empresas estadounidenses, que ya han sufrido pérdidas sustanciales a consecuencia del ataque", publicó Medvédev en su cuenta de Telegram.
El exmandatario ruso también advirtió que este ataque podría afectar el mercado petrolero global, desequilibrar los precios del crudo y afectar la estrategia del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha expresado su intención de reducir los precios del petróleo.
Posibles implicaciones para las negociaciones
El ataque ucraniano ocurre en un momento clave, justo antes del primer encuentro de alto nivel entre Moscú y Washington en años, programado en Arabia Saudita. El presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, confirmó que no ha sido invitado a las conversaciones y afirmó que su próximo viaje al país árabe "no tiene ninguna relación con las negociaciones entre EE.UU. y Rusia".
Este nuevo episodio de tensión podría influir en la agenda de las conversaciones y generar un impacto en el suministro energético global.