El nuevo líder del Gobierno de transición en Siria, Ahmed al Sharaa, quien asumió el poder tras la caída de Bashar al Assad, ha instado a Estados Unidos a presionar a Israel para que retire sus tropas de la zona tapón fronteriza en los Altos del Golán y la parte siria del monte Hermón, según informó Kan News este viernes. Al Sharaa lidera el grupo Hayat Tahrir al Sham*, reconocido como grupo terrorista por Naciones Unidas y varias potencias internacionales, pero que actualmente encabeza la transición en Siria.
En su declaración, Al Sharaa reafirmó su compromiso con el Acuerdo de Retirada firmado entre Israel y Siria en 1974, que puso fin a la guerra de Yom Kippur y estableció una zona desmilitarizada vigilada por fuerzas de mantenimiento de paz de la ONU. “No queremos ningún conflicto, ni con Israel ni con nadie, y no permitiremos que Siria sea utilizada como plataforma de lanzamiento de ataques”, declaró.
Respuesta de Israel
A pesar del llamado de las nuevas autoridades sirias, fuentes israelíes informaron que no han recibido una solicitud oficial y subrayaron que Tel Aviv no comprometerá su seguridad. Desde la caída de Al Assad, las Fuerzas de Defensa de Israel han intensificado sus ataques aéreos contra bases militares en Siria, justificándolos como medidas preventivas ante amenazas regionales.
Al Sharaa, por su parte, criticó las acciones israelíes, alegando que “los argumentos de Tel Aviv no justifican sus recientes violaciones”. Además, advirtió que “los continuos ataques podrían desatar una escalada injustificada en la región”.
El rol de la comunidad internacional
Mientras tanto, cancilleres europeos han llamado a una transición inclusiva en Siria, destacando la importancia de la participación de kurdos y mujeres en el proceso. En un contexto marcado por la inestabilidad, el papel de actores internacionales como Estados Unidos, Turquía, Rusia e Irán será clave para determinar el rumbo del país y su relación con los vecinos regionales.
Notas aclaratorias
*Hayat Tahrir al Sham es considerado un grupo terrorista por EE.UU., Turquía, Rusia, Irán y la ONU, lo que complica su reconocimiento como parte de la transición política en Siria.