El presidente argentino, Javier Milei, ha llevado a cabo uno de los recortes más significativos en la historia reciente de la administración pública del país. En tan solo seis meses, su gobierno ha eliminado más de 28.000 puestos de trabajo en el sector estatal, cumpliendo así con una de sus principales promesas de campaña: reducir drásticamente el tamaño del Estado.
La reducción de personal ha sido especialmente notoria en los ministerios y organismos descentralizados, donde más de 18.500 empleados han perdido su trabajo. Además, cerca de 10.000 trabajadores de empresas y sociedades bajo control estatal también han sido cesados. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), esto representa una disminución del 8,24% en la fuerza laboral estatal.
Milei ha defendido estas medidas como necesarias para aliviar la carga fiscal del Estado y estimular el crecimiento del sector privado. En varias ocasiones, el mandatario ha reiterado que su objetivo es despedir a 75.000 empleados estatales, una meta que parece estar en camino de alcanzar, a pesar de las críticas y el malestar generado entre los afectados y la oposición política.